El más oriental de los valles pirenaicos navarros, el del Roncal, ofrece un combinado perfecto para los aficionados a la conducción escénica, que incluye, además de carreteras de montaña, pueblos de postal y un queso criado en la tierra que goza de fama mundial.
Texto y fotos: JOSÉ MARÍA DE PABLO
Aunque sobre el plano hay varias opciones para entrar en el Roncal, la más directa y cómoda es hacerlo desde la boca del valle, remontando el curso del río Esca, justo en el punto donde sus siempre frescas aguas se incorporan al pantano de Yesa, en la encrucijada de Navarra con las provincias de Zaragoza y Huesca.
Tras dejar atrás los dos pueblos aragoneses de Sigüés y Salvatierra de Esca, la carretera vuelve a entrar en la Comunidad Foral de Navarra, ahora encajada entre las paredes de la Foz de Burgui, portal natural al Valle del Roncal y al primero de los siete pueblos que lo integran.
La Foz es el hogar de una importante colonia de buitres y para verla con un poco de perspectiva hay que hacer una parada en el núcleo urbano de Burgui. Desde la orilla del río la panorámica sobre el entorno mejora con el pintoresco puente medieval que suma unos cuantos siglos soportando la corriente del Esca y los pasos de los viajeros que se atrevían a cruzar los Pirineos por este difícil paso natural.
Cruzando el puente empieza un sendero bautizado Pueblo de los Oficios, un bonito paseo por el entorno natural al que se le ha añadido una muestra de los oficios tradicionales ejercidos por los roncaleses hasta hace bien poco: lavandera, carbonero, cantero, aserrador o panadero. Aunque el progreso les ha llevado a convertirse en oficios de museo, hay alguna digna excepción. Es el caso del horno de leña que aún hoy, ya solo en Burgui, mantiene vivas las brasas de pino, haya y abeto con las que se cuece el pan que la familia Ezker (Calle Mayor, 2, Burgui; Teléfono: 948 47 70 41) prepara para los roncaleses y visitantes que se decantan por lo verdaderamente auténtico.
El calendario festivo de Burgui tiene una fecha muy marcada a principios de mayo: el Día de la Almadía, balsa hecha con troncos, que fue, hasta la construcción de carreteras, la ingeniosa forma de transportar la madera recién cortada en el bosque hasta Sangüesa, Zaragoza e, incluso, Tortosa. Durante Día de la Almadía se homenajea a los antepasados descendiendo un tramo del río hasta el puente medieval, siendo el salto de la presa de Burgui uno de los momentos más esperados por los miles de asistentes.
Fuera de esa fecha, se puede ver una almadía en el circuito del Pueblo de los Oficios y en el Museo dedicado al tema (tel. 948 477 153 e info@almadiasdenavarra.com)
Continuamos ruta hasta llegar a Roncal, villa que da nombre al valle y que ostenta su capitalidad, a pesar de no ser, con poco más de 300 habitantes, el más poblado. Consecuencia directa de su poderío es su imponente caserío, que incluye algunos ejemplares de casas blasonadas que datan del siglo XVIII.
La Villa de Roncal recuerda con orgullo a su más afamado hijo y benefactor, el tenor Julián Gayarre, toda una ‘celebrity’ en su época, la segunda mitad del siglo XIX.
La que fue casa del tenor ha sido transformada en un museo que recuerda sus hitos profesionales a través de objetos personales, como el vestuario original usado en sus más memorables interpretaciones llevadas a cabo en los grandes templos de la ópera del mundo entero. Julián Gayarre es gratamente recordado por su generosidad, ya que pagó de su bolsillo la construcción del frontón y la escuela.
En el camposanto de Roncal descansan los restos del tenor (excepto su prodigiosa laringe, que se expone en la Casa-Museo) bajo un monumental mausoleo esculpido por su amigo Mariano Benlliure. Aunque el cementerio no está abierto para visitas turísticas, la obra es tan alta que se puede ver desde el exterior.
Unos kilómetros más adelante esta Isaba, que con sus 480 habitantes censados, hace las veces de centro económico del Valle. Desde la carretera, se vislumbran ya los primeros picos importantes, concretamente la peña Ezkaurre, que asoma sobre los tejados de Isaba su puntiaguda cima de 2.047 metros.
Isaba es el lugar idóneo para hacer avituallamiento -hay cajeros automáticos, varios supermercados, restaurantes y tiendas de productos gourmet-; pero también para pasear por sus empinadas calles hasta su punto más alto, donde disfrutar de vistas de la iglesia fortaleza, sus grandes casas con tejado a dos o cuatro aguas (dependiendo de la fortuna de sus dueños) y de las cumbres que escoltan la villa por los dos flancos del valle.
Las puertas de madera y los arcos góticos que las enmarcan, además de las emblemáticas chimeneas, forman parte del catálogo monumental de los municipios roncaleses, y es en Isaba donde mayor cantidad de estas casas pueden encontrar. Algunas de ellas portan sobre su dintel el escudo del valle, que entre otros elementos lleva tallada la cabeza de un moro, que según la leyenda se trataría de Abderramán, rey de Córdoba, degollado por una brava roncalesa durante la batalla de Olast, que enfrentó a moros y cristianos y que debió tener lugar en el año 785 cerca de Yesa.
Justo a la entrada de Isaba está señalizado el viejo Camino Real, principal vía de comunicación entre los siete pueblos del valle durante todo el medievo, un sencillo sendero empedrado que formó parte de la red vial del Reino de Navarra. Los Caminos Reales del Roncal se han señalizado para disfrute de excursionistas y vecinos de pueblo que suben a visitar la ermita de la Virgen de Idoya, talla gótica que hace las veces de patrona de todo el Roncal.
BELAGUA Y ZURIZA
Siguiendo el curso del río Esca hasta su nacimiento en las cumbres se llega al valle de Belagua y la Reserva Natural de Larra. A estas alturas ya no hay más pueblos, aunque sí se ven bordas de piedra usadas por los pastores de ovejas para resguardar al rebaño y elaborar el célebre Queso de Roncal.
Este fantástico queso que se encuentra en las mejores charcuterías del mundo, fue el primero en España en gozar de Denominación de Origen y de un Consejo Regulador que vela por la calidad del mismo. Para ser vendido como Roncal, el queso debe hacerse con leche cruda de oveja latxa alimentada de pastos y forrajes y elaborarlo siguiendo los métodos tradicionales.
Camino de Larra se encuentra Borda Marengo, la única en la que aún se sigue elaborando queso con leche de sus propias ovejas, un trabajo 100% artesanal que se vende al público directamente en la misma borda (tel. 948394039).
Dejando para los expertos la ascensión a cualquiera de los picos que quedan a la vista, para los aficionados al senderismo se han señalizado varios caminos ideales para hacerse una idea de la riqueza natural del paraje. El camino Dronda (2,5 horas en total) transcurre por un bosque de hayas; y el sendero Zemeto (1,5 horas), pasa por la parte alta del valle con excelentes vistas a las cumbres.
En paralelo al valle de Belagua, ya en la provincia de Huesca, se encuentra el valle de Zuriza, un idílico lugar lleno de pozas en las que bañarse escoltadas por Los Alanos, una serie de picos de más de 2.000 metros que ponen el broche de oro a una panorámica única en el Pirineo español.
El Orhi, primer 2.000 del Pirineo
A la salida de Isaba empieza la NA-140, una carretera que conduce hacia Uztarroz, el último pueblo del Roncal, y al pintoresco barranco Mintxate, al que se accede por un carretil de tierra señalizado.
Siguiendo esa carretera que conduce al vecino valle de Salazar, se llega a lo más alto del puerto de Laza donde empieza la Cañada Real de los Roncaleses, un camino de cerca de 170 km por el que los pastores del Pirineo conducen sus rebaños hasta las Bardenas Reales, donde pastan medio año, de septiembre a mayo. La trashumancia roncalesa está documentada desde el año 882, cuando el rey de la época les concedió el derecho de explotar los pastos del desierto meridional navarro.
En el descenso de Laza hay que tomar un desvío a la derecha (NA-2011) en dirección a Francia, para empezar a afrontar el espectacular puerto de Larrau. Según se va ascendiendo, las vistas sobre el Pirineo Navarro, el Valle de Salazar y la Selva del Irati mejoran exponencialmente.
En la misma línea fronteriza, o incluso antes del túnel de Larrau, existe una zona de aparcamiento, desde donde emprender una agradable caminata hasta la cima del primer 2.000 del Pirineo, el Monte Orhi. La ascensión, aunque es fácil y apta para toda la familia, exige estar en forma, ya que se salva un desnivel de 450 metros, el es suelo irregular y el viento pega fuerte. La recompensa llega una hora después, ya en la cima, desde donde se disfrutan de unas vistas de 360 grados sobre los valles a ambos lados de la frontera y, hacia el este, los primeros tresmiles de la cordillera.
GUÍA DE VIAJE
DÓNDE DORMIR
Hostal Lola. Casa rural con decoración cálida en Isaba, corazón de valle. Sus instalaciones están certificadas como “bike friendly”, así que disponen de espacio para guardar o repasar las bicis de los cicloturistas. Doble desde 54 €.
Hostal rural El Almadiero. Hotelito de 8 habitaciones en el casco urbano de Burgui. Decoración sencilla pero exquisita. Doble desde 59 €.
DÓNDE COMER
Venta Juan Pito. Un restaurante de montaña al fondo del Valle de Belagua. Llevan desde 1820 sirviendo comida tradicional navarra a los viajeros que atraviesan los Pirineos, principalmente migas, costillas de cordero y queso.
Tapia. Casa de comida casera en Isaba. Su carta está llena de referencias al producto de la zona y de la huerta navarra, las raciones abundantes y el precio ajustado. Barrio de Bormapea, 23. Isaba, Te. 948 89 30 13.
Más Información:
En la página oficial de la Junta del Valle del Roncal y la de Turismo del Gobierno de Navarra.
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