Compartida por los estados de Jalisco y Nayarit, la Bahía de Banderas conforma un ecosistema único en la costa del Pacífico mexicano. A su oferta de sol y playa de un destino ya clásico como Puerto Vallarta se ha añadido la creación de Riviera Nayarit, un destino de lujo que cuenta con el apoyo de las principales cadenas hoteleras del mundo.
TEXTO Y FOTOS: JOSÉ MARÍA DE PABLO
Puerto Vallarta fue un tranquilo pueblo de pescadores hasta 1963. Ese año, una troupe cinematográfica liderada por John Huston e integrada por Richard Burton, su novia Liz Taylor, Ava Gardner y Deborah Kerr rodaba en su paradisíaca costa “La Noche de la Iguana”. En aquel entonces, el único acceso hasta Puerto Vallarta era por barco o avión, así que solo un puñado de privilegiados sabía lo que escondía la “capital” de la Bahía de Banderas.
El núcleo histórico de Puerto Vallarta resiste casi intacto a pesar de las riadas de turistas que eligen este lugar, hogar permanente de 200.000 personas, como destino invernal. Calles empedradas, mansiones de estilo colonial, mercadillos de artesanía como el de la isla Cuale; puestos de comida callejera y un paseo marítimo animadisimo cada atardecer, conforman la oferta para completar un gran día de playa.
Las callejuelas de la parte alta nos sirven para encontrar ese pueblecito que enamoró a Burton y a Taylor, dejando atrás a la muchedumbre y disfrutando de restaurantes románticos y de los cafés más bohemios. Y todo ello protegido por la silueta del viejo faro de Matamoros, convertido en un mirador privilegiado hacia un océano de agua y tejados solo interrumpido por la pomposa torre de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, un pastelón arquitectónico rematado con una corona dorada.
Antes de cruzar el río Cuale para conocer el muelle y la célebre playa de los Muertos, hay que visitar el Puente del Amor, pasarela que sobrevuela la calle que corta en dos Casa Kimberly, la mansión que Richard regaló a Liz para celebrar su 32 cumpleaños. Hogar de la pareja durante una década, actualmente es, además de una atracción turística, un hotel y restaurante de lujo. Pintado de rosa palo y bautizado de tal guisa cuesta hacerse a la idea de las disputas y borracheras de Burton que al parecer tuvo que aguantar el puente de marras.
El final del día en Puerto Vallarta hay que vivirlo en el Malecón, un hora mágica para pasea mientras el sol se esconde por la boca de la bahía dando luz ambiente a las actuaciones estelares de actores, pintores y saltimbanquis o “voladores de Papantla”, un ritual sagrado precolombino declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Otro ritual mucho más antiguo que hay que conocer es el que nos regalan delfines y ballenas jorobadas que cada año, de noviembre a marzo, cuando regresan a la Bahía de Banderas a aparearse y dar a luz a sus ballenatos antes de dirigirse a Alaska para pasar el verano en aguas más frescas.
Los pueblos mágicos
Para salir de Puerto Vallarta tierra adentro no queda otra que ascender a la Sierra Madre Ocidental, la gran muralla de montañas que bordean la costa pacífica a lo largo de 1.500 km, desde Arizona hasta Zacatecas. La carretera 70 atraviesa la sierra en dirección a la ciudad de Guadalajara, capital de Jalisco, situada a 1.500 metros de altitud.
No hace falta llegar tan alto, puesto que a menos de 100 km de Puerto Vallarta se encuentran San Sebastián del Oeste, Mascota y Talpa de Allende, tres de los llamados Pueblos Mágicos de México, categoría turística que solo ostentan aquellos municipios que conservan intactos patrimonio cultural.
Antes de llegar a San Sebastián del Oeste hay que atravesar el puente Progreso o de Cristal, una obra de ingeniería que salva un barranco de 130 metros de caída y ahorra a los conductores una hora y media de trayecto. Las vistas desde el puente te dejan sin palabras, pero se recuperan rápido si se hace una visita a la panadería que Carmen Robles ha abierto a la entrada del viaducto. Desde su inesperada tahona, Carmen se ha ganado tanta fama que sus panes y bollos se sirven en los mejores restaurantes de la costa.
San Sebastián del Oeste es un pueblo minero atrapado en 1910, cuando una crisis energética interrumpió su prosperidad. La plaza principal, decorada con un quiosco de música y muchas rosas es solo el aperitivo para un paseo por tiendas de antaño, cantinas, pero también nuevos negocios de artesanos como la platería de Jesús Villa, donde se venden piezas únicas hechas con plata mejicana.
A las afueras del pueblo hay que visitar la Cafetalera La Quinta Mary, plantación de café de montaña gestionado por la misma familia desde hace 300 años; y la Hacienda Don Lalín, un pequeño productor de tequila, que ofrece la posibilidad de conocer todo sobre este destilado originario de Jalisco que se obtiene a partir de la piña del agave azul. El propietario, Lalo, se encarga personalmente de las visitas y las catas de producto, experiencia que incluye un vaso de raicilla, una exclusiva variedad de mezcal elaborada con agave verde que cuenta con D.O que circunscribe la producción a 16 municipios próximos a la Bahía de Banderas.
La Riviera Nayarit
La cara norte de la bahía de Banderas es administrada por el Estado de Nayarit, una franja de playas kilométricas que se conocen como la Riviera Nayarit. En la primera línea de costa se han construido enormes resorts y campos de golf. Hay que llegar hasta Bucerías para encontrar un lugar habitado por mexicanos, muchos de ellos dedicados al cultivo de ostras. Las calles del pueblo están llenas de buenas tiendas, mercadillos y restaurantes, así que es un lugar al que acudir para disfrutar de una tarde perfecta, especialmente animada en la playa.
El Parque Nacional de las Islas Marietas es el principal monumento natural de Nayarit. Para visitarlo hay que tomar alguno de los botes que parten de puertos como el de Cruz de Huanacaxtle. Sólo 112 personas al día pueden desembarcar en la Playa Escondida o Playa del Amor, el principal reclamo de este conjunto de islotes volcánicos poblados por aves migratorias que crían a sus poyuelos fuera del alcance de depredadores.
La playa se oculta dentro de una roca calcárea ahuecada por las olas. Para acceder a la playa secreta hay que atravesar nadando una cueva submarina durante la marea baja.
Al norte de Punta de Mita, cabo que marca el final de la bahía, se ubican otros dos municipios costeros que merecen una visita. El primero de ellos es Sayulita, incluido en la lista de Pueblos Mágicos y destino juvenil por excelencia. Frecuentado por surfistas primerizos, sus calles están siempre llenas de parejas en chanclas buscando chollos entre puestos de artesanía gestionados por hippies e indígenas huichol, el pueblo original de Nayarit. De sus playas destaca la de Los Muertos, apartada del núcleo urbano junto a un colorido cementerio.
El segundo pueblo, donde acabaremos este viaje, es San Francisco, conocido por todos como San Pancho. Considerada la capital cultural de la Riviera, es un encantador pueblecito de playa en el que aún se respira autenticidad, así que no hay que perder la oportunidad de visitarlo antes de que cambie la cosa.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
Aeroméxico opera dos vuelos diarios desde Madrid a Puerto Vallarta haciendo escala en México DF. I/V desde 760 €. Más información y reservas en aeromexico.com.
DÓNDE DORMIR
– Hilton Puerto Vallarta Resort. Un todo incluido a pie de playa al norte del centro de Puerto Vallarta que apuesta por una gastronomía diversa y de calidad.
– Hotel Cielo Rojo. Hotel Boutique con espíritu ecológico en el corazón de San Pancho. Ideal para parejas quienes buscan aislarse en estancias decoradas con gusto.
– Imanta Resort. Relais & Chateaux de inspiración asiática esconde las suites más espectaculares de Riviera Nayarit. Playa de acceso restringido y un restaurante, Tukipa, en el que sirven platos ligeros que no pueden dejar indiferente a nadie.
DÓNDE COMER
– The Iguana Restaurant & Tequila Bar. Restaurante de Casa Kimberly donde sirven platos de gastronomía mexicana con un giro creativo en una atmósfera de glamour.
– Mark ‘s Bar & Grill. Terraza de atmósfera romántica en Bucerías. Cocina mexicana e internacional, destacando las ostras del pacífico.
– Los Xitomates. El chef Luis Fitch ofrece una experiencia única de alta gastronomía mexicana en medio de una selva próxima a Punta de Mita.
MÁS INFORMACIÓN
visitapuertovallarta.com.mx
www.rivieranayarit.com.mx
Si quieres viajar a Bahía de Banderas o hacer otros viajes excepcionales, pulsa AQUÍ