Más intenso que cualquier documental sobre sus fiestas… es el escalofrío que recorre nuestro cuerpo cuando ponemos el pie por primera vez en la India.
Texto y fotos: PEDRO GRIFOL
En la India se supone que todo está creado por los dioses, o por lo menos es lo que narra el Mahabharata, la epopeya épica más larga del mundo y cuento de cabecera de la mitología hindú. Pero no se lo crean, fueron los magos humanos los que con la inestimable colaboración de miles de esclavos, construyeron el Fuerte Rojo, el Taj Mahal, y el Palacio de los Vientos, tres de las construcciones icónicas de la India, monumentos turísticos de obligada visita en un primer viaje al país, y situados -respectivamente- en Delhi, Agra y Jaipur, las tres ciudades que forman el triángulo clásico de los viajes organizados al ‘planeta indio’.
La India no le decepcionará cuando esté sobre su vieja tierra, porque el país sigue como siempre (por lo menos a ojos del visitante)… como en el principio de los tiempos. Todo lo que hemos visto en los documentales es cierto: calles abarrotadas de gentío que forman un mosaico de colores; motocarros profusamente decorados y cargados hasta más allá de los topes; vacas sagradas a la deriva deambulando por las anchas avenidas y por los angostos callejones; montañas de basura perpetua e indestructible; sadhus (ascetas) en taparrabos embadurnados de ceniza; niños de ojos inmensos; olores penetrantes; música que alimenta el espíritu… Pero todo lo que hemos visto en la planitud de la pantalla de televisión, sobre el terreno se percibe de otra manera. Y eso es el viaje: vivirlo in situ.
Un recorrido por los históricos monumentos, vacíos de vida pero abarrotados de grupos de turistas, se puede convertir en una pesada gymkhana. Déjese llevar por el guía ¡pero póngale límites! : “India está en crisis, nuestros técnicos también tienen que emigrar, la corrupción está generalizada…” En fin, el guía le contará los mismos problemas que tenemos nosotros en nuestro país… Pero como no hemos venido hasta aquí a escuchar penas indias, esté atento a las explicaciones sobre los monumentos, porque es ahí donde el país nos cautivará.
Cuando en Delhi llega la hora punta, la mega urbe se transforma en un gran megáfono ensordecedor. Aproveche ese momento para visitar sus monumentos históricos, como El Fuerte Rojo o la Mezquita de Jama Mashid.
Huelgan las palabras para sintetizar el monumento más extravagante que jamás se haya construido por amor: el Taj Mahal, en Agra. Las lágrimas de un emperador, Sha Yahan, transformadas en mármol blanco que convirtieron a su esposa en un canto a la vida. Difícil superar la descripción que hiciera Rabindranath Tagore: «Una lágrima en la mejilla de la eternidad». Recomiendo pasear por sus jardines hasta el atardecer, esperar a que el crepúsculo tiña de melancolía el río Yamuna y el palacio recorte su silueta en el cielo. Momento indicado para el selfie de pareja enamorada.
Fatehpur Sikri es una ciudad abandonada a medio camino entre Agra y Jaipur, Todos los turistas la visitan (vive de eso). Allí podremos comparar la arquitectura hindú con la musulmana y aprender alguna lección de historia. Las ruinas son bastante seguras, aunque no se debe descuidar la cartera (también vive de ‘eso’).
Jaipur, llamada la ciudad rosa, es el tercer punto de ‘El triángulo de oro’. Lo mejor es callejear por el Bapu Bazar y esperar el momento adecuado para hacer la foto del Hawa Mahal (Palacio de los Vientos) cuando se ilumina. Espectacular. Es la ciudad indicada para comprar cualquier cosa: marroquinería, joyas, miniaturas pintadas sobre hueso, quincalla, tallas en madera, cerámica, saris, perfumes… Y no olvide que los precios se regatean y que hay que entrar en el juego.
También en Jaipur se encuentra el Jantar Mantar, el observatorio astronómico mayor del mundo, construido en 1728, y que conserva los instrumentos originales. Para apreciar su funcionamiento la visita debe hacerse por la mañana y con sol. Todo un placer para los interesados en conocer los artefactos para medir la posición de las estrellas.
Nos queda otro plato fuerte del viaje, y también el más turístico, el opcional… aunque obligado (una vez que hemos decidido llegar hasta allí) paseo subidos a lomos de un elefante. El paquidermo, engalanado y pintado de colores, nos llevará por una ladera rocosa hasta el Fuerte Amber, situado a las afueras de Jaipur. La entrada por la Puerta del Sol (Suraj Pol, en hindi) es otro de los momentos para tener en un documento gráfico y presumir de viaje.
Huya de las impersonales tiendas turísticas y ‘piérdase’ por los mercados callejeros. Insista en que el guía le lleve a conocer los mercados autóctonos, a ver las calles llenas de colores, de olores, de monos… Súbase a un rickshaw y sienta el vértigo del endiablado tráfico. Abandone por unas horas el aire acondicionado de la habitación… ¡Y menos té con pastas en el lobby del hotel! porque perderá un tiempo precioso. Sienta la India con los cinco sentidos. Empápese.
Cuando vuelva pensará que ha visto más cosas de las que recuerda, pero recordará más cosas que las que ha visto. Increíble India.
Con mucho gusto
Si la India es increíble, su gastronomía no podía ser menos. La diversidad regional, hace que en cada provincia tenga sus especialidades, aunque la generalidad es que sea una cocina muy especiada. Puede disfrutar de cualquier plato siempre que advierta que no lo quiere picante, y aun así, picará; pero como existen muchos tipos de panes, siempre podremos amortiguar la sensación. En el área que abarca ‘El triángulo de oro’, las tradiciones cárnicas de los mogoles persisten, y las carnes al tandoor (horno de arcilla) son la especialidad. Tenga en cuenta que la India es el reino de los vegetarianos, pero no de los veganos, ya que en casi todos los platos hay algo animal. Si quiere probar algo de comida callejera, prevéngase que esté siempre bien frito. Y huya de los zumos naturales con hielo (incluidos los del hotel).
Bollywood
El Bollywood se ha puesto de moda en todo el mundo… como baile o como ejercicio para mantener flexible la figura. Si tiene la oportunidad de asistir a algún espectáculo en vivo no se lo pierda. Cuando vuelva de India, si se ha aficionado a los golpes de cadera y a las cinturas ondulantes, manténgase expectante al evento anunciado para los días entre el 23 y 26 de junio, ya que la industria de Bollywood celebrará en Madrid la gala de los premios que entrega la IIFA (International Indian Film Academy). La capital de España vivirá un evento que irá más allá de la entrega de unos premios de cine, ya que abarcará también el mundo de la música, la moda y la cultura. Promete.
GUÍA DE VIAJE
CÓMO LLEGAR:
La compañía india Jet Airways es la que ofrece más y mejores conexiones con India, operando desde Madrid -en código compartido con KLM-, vuela desde Ámsterdam diariamente a Delhi. Jet Airways es la compañía aérea que ofrece el mejor servicio business class (según los premios Business Traveller Awards) gracias a las posibilidades técnicas del Airbus A330-300.
DÓNDE DORMIR:
La india tiene muchos de los mejores hoteles del mundo, pero también la frase «es un país de contrastes» le viene a la medida en cuanto a hoteles se refiere.
Los hoteles de cinco estrellas, tanto los de nueva construcción como los reciclados palacios de los maharajás ostentan un lujo excesivo, es decir: contrasta tanto el lobby del hotel con lo que se cuece de puertas afuera, que la bofetada clasista hace que realmente pensemos que estamos en otro mundo (que de hecho es lo que es). La otra cara de la moneda son hoteluchos deprimentes en los que no se atrevería a pernoctar ni un hippy de los setenta. Como siempre… en el punto medio está la virtud, aunque es difícil dar con ella.
En NUEVA DELHI: Le Meridien Situado en el corazón de Nueva Delhi. Lujo a raudales. Desayuno espectacular con buffet internacional. Le cobrarán por todo (incluido el wifi).
Si le entra la nostalgia british, el Hotel Imperial es el ideal. Inimitable decoración victoriana con dorados art decó. Su ‘1911 Cocktail-Bar’ es exquisito. Magnífica situación, junto a la Plaza Connaught, el centro de Nueva Delhi.
En el rango barato, recomendable el Hotel Namaskar. Habitaciones espartanas pero limpias, wifi gratis y cervezas a precios populares.
En AGRA: Todas las comodidades del lujo (a precio de lujo), las encontrará en el Jaypee Palace. Pero se quiere despertarse frente a la silueta del Taj Mahal, desde el Hotel Sheela, el palacio se ve desde algunas habitaciones. No hay lujos, pero tiene un jardín con pájaros y se come muy bien.
En JAIPUR: Si ‘necesita’ la experiencia de dormir en un verdadero palacio, el Rambagh Palace es el hotel de sus sueños. Fue la residencia del maharajá Man Singh II, y hasta hace poco, también de su mujer Gayatri. Así que todavía conserva el glamour del lujo postdecimonónico. Aunque no se aloje en el hotel, puede visitar sus jardines y tomar un té en el jardín que bordea su gran estanque. Atardeceres de película. Otra opción más modesta es el Hotel Anuraag Villa. Básico, tranquilo y cómodo. También tiene buena cocina, pero tradicional india, es decir: pica.
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