Recorremos el fiordo más espectacular de Noruega partiendo de Bergen y parando en miradores de vanguardia, pueblos vikingos, iglesias medievales, glaciares y pintorescos pueblos en los que reponer fuerzas probando el mejor producto local.
TEXTO: JOSÉ MARÍA DE PABLO
FOTOS: MIGUEL MARQUÉS
Pocos lugares en europa ofrecen tantas sorpresas como Noruega. Su costa, que suma 20.000 kilómetros, aproximadamente la mitad de lo que mide la circunferencia ecuatorial de la tierra, forma un espectacular laberinto natural jalonado de cumbres que alcanzan más de 1.000 metros de altura.
Esta ruta recorre las dos orillas del Sognefjord, el más extenso de todos los fiordos y joya de la corona para los amantes de los cruceros, ya que uno de sus brazos, el Nærøy, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Dejando atrás la ciudad de Bergen (ver cuadro destacado), segunda más poblada del país y considerada capital de los fiordos, nos dirigimos a Gudvangen, la aldea que cierra el fiordo de Nærøy.
En Gudvangen nos espera la primera sorpresa del viaje, Viking Valley, un “auténtico” poblado vikingo permanente desde 2017 en el que la vida transcurre al mismo ritmo que en la Edad Media, cuando las aldeas de las orillas de este fiordo formaron uno de los reinos o condados que unificó el mítico Harald I, también conocido como Harald Cabellera Hermosa, para crear la primera versión de la actual Noruega.
La aldea vikinga recibe el nombre de Njardarheimr y pasear por sus calles es un auténtico viaje al pasado, ya que todo en él ha sido construido con los materiales y las técnicas usadas por este pueblo de hombres duros del norte. El poblado está asistido por vikingos de espíritu, personas que hacen realidad su sueño de vivir como sus antepasados en pleno siglo XXI. Vestidos de igual que ellos y usando las mismas herramientas, talladores de madera, herreros o tejedores de lana enseñan al visitante los secretos de lo que fue el día a día en estos asentamientos.
Practicar sus ancestrales deportes o conocer a sus dioses y mitos forma parte de la oferta de ocio en Njardarheimr, que cuenta con tienda de recuerdos y un restaurante donde se puede degustar buenas sopas y guisos de carne en los que las hierbas recolectadas en la naturaleza circundante dan un toque de autenticidad aún mayor a esta original iniciativa.
Gudvangen es también el punto final de los pequeños cruceros 100% sostenibles que recorren Nærøy, el brazo más espectacular del todo Sognefjord.
Para conocer bien este estrecho y profundo paso conducimos los 19 km hasta Flåm, atravesando uno de los cientos de túneles que horadan Noruega, para subir al “Future of the Fjords”, una nueva generación de barco eléctrico con un diseño adaptado para el disfrute de los visitantes sea cual sea la meteorología. Va a ser a bordo de éste bote desde donde podremos disfrutar de la naturaleza virgen del Nærøyfjord, 19 km de longitud custodiados por montañas que alcanzan los 1.800 metros de altura y pasos de 250 metros de ancho, todo un récord en el laberinto de los fiordos.
La travesía, a una velocidad de 10 nudos dura unos dos horas por sentido, existiendo la posibilidad de hacer solo uno, regresando a Flåm en el servicio de bus habilitado a la llegada de cada servicio.
Flåm es en realidad una aldea, pero dispone de un puerto de calado suficiente para el atraque de grandes cruceros y de una estación de tren de la que parte la conocida como Flam Line, una línea de ferrocarril histórica que une la orilla de Sognefjord con Myrdal, a 866 metros sobre el nivel del mar, gracias a 20 túneles y un puente.
Miradores y el gran túnel
El Aurlandsfjord, nombre con el que se conoce el brazo del fiordo donde se sitúa Flam, también nos brinda paisajes de enorme valor, especialmente desde Stegastein, el modernísimo mirador situado sobre Aurlandsvange, pueblo con 850 habitantes, centro de la vida social y comercial de una comarca habitada por poco más de 1.200 personas.
Para ascender a los 650 metros a los que se ubica la plataforma flotante de Stegastein hay que salvar siete cerradas curvas. Arriba nos espera un mirador hecho en madera, acero y cristal que sobrevuela el fiordo con una caída libre de 30 metros. El atardecer es un buen momento para dejarse maravillar por los colores que la noche septentrional concede a los conductores trasnochadores.
En este punto hay que tomar una difícil decisión: seguir la carretera de montaña hasta Lærdalsøyri o bien desandar el camino y en Aurlandsvange buscar la boca del túnel que conduce a la carretera subterránea más larga del mundo. El túnel de Lærdal suma 24 km de longitud, 8 km más que el suizo de San Gotardo. Atravesarlo toma 20 minutos, así que para evitar el tedio de los conductores los ingenieros incorporaron cada 6 km un ensanchamiento bellamente iluminado en tonos azul y amarillos para parar a descansar o cambiar de sentido.
La recompensa que nos espera al otro lado de esta galería subterránea es una de las iglesias emblemáticas del primer cristianismo escandinavo. La esbelta iglesia de madera de Borgund es un buen ejemplo del sincretismo entre la mitología nórdica y las creencias cristianas, impuestas en estas tierras en el siglo X por el rey Olav. El martillo de Thor fue sustituido por la Cruz y en las iglesias hechas completamente de madera convivieron las tallas de dragones con los nuevos símbolos impuestos por el monarca.
La iglesia de Borgund es sólo una de los 28 templos de madera que se preservan en todo el país. Aunque ha sufrido algunos cambios frutos del devenir de la historia, y a pesar de la fragilidad de los materiales con los que está construida, su estado de conservación es fantástico.
El Glaciar y el pueblo de los libros
Al otro lado de la carretera de montaña denominada Tindevagen, una de las rutas incluidas en la red de carreteras panorámicas de Noruega, y tras un vertiginoso descenso, nos espera el brazo más profundo del Sogne, el Lustrafjorden. La carretera, que es de peaje y cierra en invierno, termina en Skjolden, municipio a la orilla del fiordo, hasta donde bajan rías y torrentes de agua desde las montañas. Lugar elegido por los viajeros amantes del turismo activo, Skjolden es un punto ideal para descansar un par de noches y disfrutar de la quietud oculta del fiordo.
A unos 80 km al este llegamos al Norwegian Glacier Centre, en Fjaerland, un centro de interpretación del Parque Nacional Jostdalsbreen, el mayor glaciar de Europa continental. La visita a este espacio museístico y de divulgación es el perfecto aperitivo para acercarse a algunas de las lenguas de hielo de glaciar, situadas a solo unos pocos cientos de metros de aquí.
Cada mes del año ofrece diferentes formas de adentrarse en el universo del glaciar. En invierno la actividad más demandada es la exploración del interior del glaciar, un paseo por una cueva de hielo azul que no deja indiferente a quienes la visitan. El resto del tiempo, la oferta se centra en la cara exterior de la lengua de hielo: esquí en primavera; kayak, rafting y senderismo de mayo a final de septiembre.
No se debe abandonar el fiordo de Fjaerland sin pasar por Mundal, la Ciudad Noruega de los Libros, un municipio de solo 280 habitantes que cuenta con 10 librerías abiertas. Millones de tomos donados se distribuyen por diversos edificios en desuso (graneros, oficinas de correos, etc) a la espera de que alguien les dé una segunda oportunidad y los compre, ya sea presencialmente o a través de internet.
Bergen, ciudad de comerciantes
No es posible acabar esta ruta por la naturaleza del fiordo de Sogne sin pasar por Bergen, una ciudad que cuenta con uno de los barrios históricos más pintorescos de Europa que ha sido incluido en la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad. Ese barrio es Bryggen, un conjunto de almacenes, oficinas, residencias, club social y hasta iglesia que fue hasta el siglo XVIII la delegación en la zona de la Liga Hanseática, una federación de comerciantes alemanes que controló el tráfico de mercancías en el Báltico y el Mar del Norte.
Al margen de este icono de imprescindible visita, Bergen es una ciudad bonita y fácil de visitar. A pesar de las empinadas cuestas las distancias a recorrer son cortas y no hay apenas tráfico que moleste.
Especialmente agradable es el paseo por Nordnes, una colina residencial cubierta de casitas de madera y jardines desde la que se disfrutan de buenas vistas del puerto y de Bryggen. Especialmente grato es el extremo de la península, un parque junto al acuario donde las parejas jóvenes encuentran un sitio tranquilo para pasar la tarde, especialmente en días soleados, un bien bastante escaso por estos lares.
La vida cultural de Bergen tiene su máxima expresión alrededor del estanque de Lille Lungegårdsvannet, un parque rodeado de museos y espacios de creación artística entre los que destaca los edificios que conforman el museo de arte KODE.
Otro de los atractivos de Bergen son sus miradores en las montañas que la rodean. El más accesible es el de Fløyen, una montaña situada justo encima del centro y del barrio hanseático a la que se puede subir en un tren de cremallera. Fløyen es en realidad un parque con senderos, por lo que descender a la ciudad por ellos es una excelente opción si se quiere estirar las piernas después de tanta conducción.
GUÍA PRÁCTICA
DÓNDE DORMIR:
Magic Korskirken. En pleno centro de Bergen, frente al mercado de pescado, este hotel diseñado por Karim Rashid ofrece una excelente relación-precio y un trato exquisito. Dispone de un supermercado, literalmente, en la misma puerta de entrada.
Fretheim hotel. Establecimiento histórico junto a la estación y puerto de Flåm, ofrece 122 habitaciones, algunas de ellas se ubican en el edificio original y están decoradas al estilo del siglo XIX . Cuenta con un restaurante que sirve producto local y recetas de la zona.
Skjolden Hotel. Ubicado frente al fiordo de Skjolden, este tranquilo hotel familiar ofrece trato personal, bonita decoración y un excelente desayuno. Es el favorito de los amantes del turismo activo y de naturaleza.
DÓNDE COMER
Marg & Bein. Gastronomía escandinava a base de producto local en el barrio universitario de Bergen. Pescado y carne servidos con gusto sin excesos en las elaboraciones. Decoración cuidada y ambiente sofisticado.
Fjaerland Hotel Restaurant. Restaurante de hotel en Mundal, el pueblo de los libros de Noruega. Dispone de una terraza y un comedor con vistas al fiordo y una carta con platos de pescado, venado, ternera o cordero aromatizados con miel y hierbas aromáticas del jardín.
MÁS INFORMACIÓN:
Sobre el destino en la página web de la oficina de Turismo de Noruega en España y en www.fjordnorway.com
Para saber más sobre la conducción en Noruega y otras rutas en coche se puede visitar la web de Nasjonale Turistveger.
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