Viajamos a Oriente Medio para proponerte dos maneras totalmente diferentes de vivir la Navidad y el inicio del Nuevo Año cerca de los lugares en los que ocurrieron los hechos en los que se sustenta toda la cultura cristiana.
TEXTO: POR JOSÉ MARÍA DE PABLO
En Tierra Santa podrás vivir la emoción de estar por los lugares donde todo empezó, Belén – Palestina- y Nazaret – Israel -, compartiendo ese momento con las comunidades cristianas que viven ahí desde tiempos inmemorables. Por contra, en Líbano nos adentraremos en un país multicultural y moderno en el que tendremos oportunidad de visitar la trepidante Beirut o las tranquilas ciudades fenicias al borde del mar; además de pasear por intrincadas cuevas, bosques de cedros centenarios o, incluso, esquiar a solo 50 km de la costa.
Navidad en Tierra Santa
Hace 2018 años en Belén, actual territorio palestino, nació Jesús, uno de los personajes que más ha influido en el devenir de la humanidad. Según los Evangelios de Marcos y Lucas, José y María acudieron desde Nazaret, la aldea donde vivían, para cumplir con su obligación de empadronarse en el lugar al que pertenecía el linaje de José, ni más ni menos que el del Rey David.
Allí, en lo que hoy es una pequeña ciudad de poco más de 25.000 habitantes, musulmanes y cristianos a partes iguales, tuvo María que dar a luz. La tradición sitúa el punto exacto del alumbramiento en la cueva a la que hoy acuden miles de personas, especialmente durante la Navidad, que, como es lógico, se celebra aquí por todo lo alto.
La Basílica de la Natividad, bajo cuyos cimientos se encuentra la cueva, es una de las iglesias más antiguas del mundo, puesto que fue el emperador Constantino y su madre, Santa Helena, quienes ordenaron su construcción en el años 339 con el fin de preservar el lugar para la posteridad. A pesar de las continuas renovaciones llevadas cabo en la Basílica, aún es posible ver parte de los mosaicos que cubrieron el suelo de la iglesia primitiva. En el subsuelo del templo, una estrella de plata de 14 puntas marca el lugar exacto del nacimiento de Cristo. Al igual que otros muchos lugares de Tierra Santa, la custodia de este lugar corre a cargo de religiosos católicos, ortodoxos y armenios, las tres confesiones que también están a cargo del Santo Sepulcro de Jerusalén.
La Nochebuena es un día mágico en los alrededores de la Basílica, especialmente en la plaza del Pesebre, llena de canciones navideñas y decoración navideña, igual que en cualquier ciudad del mundo. La única salvedad es que por aquí pasan miles personas entre el primer fin de semana de diciembre (inauguración del alumbrado) y el 20 de enero, día en el que la comunidad Armenia da por concluida su Navidad.
Uno de los actos más populares tiene lugar el día 24. Es la Misa de Gallo que se celebra en la iglesia de Santa Catalina, monasterio franciscano ubicado dentro del complejo de la Basílica. Además del Patriarca Latino de Jerusalén o el Nuncio, es tradición que acuda también el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina como un gesto de buena voluntad hacia la comunidad cristiana que reside bajo su jurisdicción.
Al finalizar la Misa, la imagen del niño Jesús sale en procesión desde Altar Mayor de Santa Catalina hasta en la Cueva de la Basílica del Nacimiento donde permanece expuesto hasta el final de las fiestas.
Cerca de la colina de la Natividad se puede visitar la Capilla de la Gruta de la Leche, una ermita donde se asegura que se refugió la Sagrada Familia antes de emprender su huida a Egipto. La leyenda dice que fue la leche materna de la Virgen la que tiñó de blanco la gruta.
Nazaret, la ciudad de Jesús
A solo 10 km de Belén se encuentra Jerusalem, la ciudad sagrada de las tres grandes religiones monoteístas y objeto de disputa permanente entre Israel y Palestina. Aunque en ella no se produjera ninguno de los episodios relacionados con el nacimiento de Cristo, sí es un punto de obligado paso para continuar este viaje hacia Nazareth.
YMCA, Young Men’s Christian Association, asociación creada en 1878 para crear puentes entre las diferentes culturas y religiones que habitan en Israel, es la principal dinamizadora de la Navidad jerosolimitana. Además de un mercadillo a principios de diciembre, YMC organiza un gran concierto el día de Nochebuena en auditorio de su histórico edificio.
Tel Aviv tampoco se queda corta en celebraciones durante estos días. En el barrio histórico de Jaffo, frente a la Torre del Reloj, se instala el árbol de Navidad más grande de Israel.
Nuestro siguiente destino es Nazaret, la verdadera patria chica de Jesús y su familia. Situada a 100 km al norte de Tel Aviv, Nazaret fue el escenario de la Anunciación, pero sobre todo fue el de la infancia y primera juventud de Jesús.
Tanto en Nochebuena como en Navidad la ciudad es escenario de una procesión en la que participan miles de jóvenes pertenecientes a las diversas fes cristianas. El evento termina la Basílica de la Anunciación, un gran templo construido en el mismo lugar en el que el Arcángel Gabriel informó a María de los planes que tenía Dios para ella. Los actos de Nochebuena culminan con la celebración en dicho templo de una muy popular misa del gallo a medianoche. Nazaret es la ciudad de Israel con mayor proporción de población cristiana -el 40% de sus 75.000 habitantes-, por lo que la navidad ahí tiene un plus al ser una fiesta muy sentida por los vecinos.
El tour por la navidad israelí puede terminar en Haifa, la tercera ciudad más poblada del país, un puerto industrial que durante décadas fue motor económico regional. Durante las vacaciones de invierno Haifa celebra el festival The Holiday of Holidays, una fiesta que simboliza los valores de la convivencia, la paz y la armonía entre judaísmo, islam y cristianismo. Durante todos los fines de semana de diciembre Haifa presta sus calles para la celebración de mercados de antigüedades, artesanía y gastronomía local. El programa callejero se completa con una oferta de conciertos interpretados por artistas de todas las etnias, música sacra que inunda las iglesias, igual que el teatro toma las calles y el arte las galerías.
GUÍA DE VIAJE TIERRA SANTA
CÓMO LLEGAR:
iberia vuela a diario desde Madrid a Tel Aviv, desde donde se puede llegar a todos los lugares recomendados en la ruta, incluido Belén, situada en los territorios administrados por la Autoridad Palestina.
Si se desea combinar este itinerario con Líbano, la mejor manera de hacerlo en volando vía Larnaca (Chipre) o Amman (Jordania), puesto que las fronteras terrestres están cerradas.
DÓNDE DORMIR:
The Wall Off Hotel es una iniciativa de Banksy, el artista urbano más famoso del mundo. Cada habitación es diferente, algunas están personalizadas con trabajos del propio Banksy, Sami Musa y Dominique Pétrin, otras simplemente tienen vistas al arte que artistas anónimos han plasmado en el muro que separa Belén de Jerusalén. walledoffhotel.com
Legacy Nazareth Hotel. Frente a la Basílica de la Anunciación en Nazaret, el Legacy es un hotel de habitaciones muy amplias y bien decoradas. www.nazarethlegacy.com
DÓNDE COMER:
Alreda. Uno de los mejores de Nazaret, este restaurante situado en una casa aristocrática de la época otomana de Palestina ofrece clásicos de la gastronomía de Oriente Medio, además de un servicio amabilísimo. Old City 21, El-Bishara Nazareth. Tel. +972 4-608-4404
Nafoura. La comunidad armenia en todo Oriente Medio está presente en agradables restaurantes como este situado junto a la puerta de jaffa en la vieja muralla de Jerusalem. Las raciones son generosas y la calidad. 26 Latin Patriarch Rd, Jerusalén. Tel. +972 2-626-0034
MÁS INFORMACIÓN:
Más información en las páginas web de Turismo de Israel y en la de Turismo de Palestina.
Nochevieja en Líbano
Este pequeño país levantino se reconoce como heredero delos fenicios, civilización de comerciantes que partió desde los puertos de Tiro, Beirut o Biblos para conquistar con sus mercancías los puertos de la orilla sur del Mediterráneo, y más allá, puesto que llegaron a comercial con pueblos de la costa atlántica tras atravesar el Estrecho de Gibraltar.
El país de los fenicios, también llamado Canaán en la antigüedad, ocupaba la franja costera entre el norte de Israel y el norte de la costa de Siria, así que Líbano tiene todo el derecho a reivindicarse como su heredero natural. Si a eso sumamos el carácter comerciante y nómada de los libaneses no hay más de que discutir al respecto.
Con una población aproximada de 6 millones de personas que profesan el islam y el cristianismo en proporciones no declaradas oficialmente, el actual Líbano ha logrado un equilibrio y una paz social inédita durante gran parte del siglo XX, caracterizado por guerras civiles y enfrentamientos con sus vecinos, Israel y Siria. Los progresos en este sentido se pueden ver visitando Beirut, de la que se puede afirmar que es la ciudad más vanguardista y tolerante del mundo árabe.
Fundada hace 5.000 años por comerciantes de la vecina Biblos, Beirut está cambiando su cara al ritmo de una polémica operación inmobiliaria con la que ha restaurado su casco histórico y ha levantado rascacielos de apartamentos de lujo por los que se paga millones de dólares.
Resultado de todo ello es un centro reconvertido en una zona peatonalizada llena de tiendas y restaurantes de lujo en los bajos de los edificios de estilo otomano. Frente a la ola de consumismo de este nuevo Zoco de Beirut, aguantan en la zona edificios oficiales como el parlamento y la residencia del Primer Ministro; además de ocho mezquitas, 10 iglesias y una sinagoga, símbolos de la diversidad cultural de la ciudad en la que han dejado sus huellas visibles romanos, cruzados, otomanos y franceses, último país colonizador en llegar y de quien el Líbano recibió su independencia en 1946.
Aunque el idioma oficial de todos los libaneses es el árabe, el 40% de ellos aún usan el francés como lengua de cultura y muchos más el inglés para hacer negocios por todo el mundo. Recuerdo de la época francesa es l’Etoile o Nijmeh Square, el lugar más emblemático del centro, el punto de donde parten seis calles y que se convierte en lugar de reunión y celebraciones como la del fin de Ramadán.
No se puede abandonar la zona sin pasar por la Plaza de los Mártires, espacio con una gran carga histórica. En esta gran explanada, actualmente en obras, fueron ejecutados en 1915 centenares de libaneses que exigían a los otomanos la independencia del país. Más de medio siglo más tarde, durante la guerra civil (1975-1990) la plaza marcó la Línea Verde que separaba la ciudad en dos, por lo que el lugar quedó totalmente destruído.
Fuera del centro histórico es donde se puede experimentar el Beirut real, esa ciudad trepidante y caótica que transcurre pegada al mar Mediterráneo en la que conviven el lado tradicional en animados mercados y tiendas de antigüedades con otro más moderno frecuentado una juventud que encuentra en las galerías de arte, restaurantes y clubes su modo de romper con los estereotipos con los que muchos occidentales miran a Oriente Medio.
Para ver esta otra Beirut hay que recorrer la cornisa marítima, un paseo de 4 km que une la exclusiva Marina de St.George con Raouché, barrio residencial y comercial que debe su nombre a los farallones más fotografiados del mediterráneo oriental. Los domingos y festivos el paseo por la ‘corniche’ beirutí es un hervidero de familias y grupos de jóvenes disfrutando de las magníficas vistas y de la bonita luz del atardecer.
Ajenos al trajín del paseo marítimo, acaudalados residentes y turistas disfrutan de las playas privadas que se esconden tras los acantilados que rodean los fotogénicas rocas. Para disfrutar de ellas sin ser cliente de los hoteles que las explotan basta con pagar entre 15 y 20 dólares al día.
Para los días de labor el mejor plan en pasear por Hamra, una gran calle comercial que conecta la zona de los farallones con el centro histórico. En este barrio está la sede de la Universidad Americana de Líbano, la institución educativa más prestigiosa de toda la región desde su fundación en el siglo XIX. Hamra es el sitio ideal para disfrutar de de lo que queda de ese Beirut sofisticado de principios del siglo XX en el que la arquitectura art decó hacía furor en este lado del Mediterráneo.
No podemos irnos de la capital libanesa sin visitar los barrios de Mar Mikhael, una de las zonas donde se nota hacia donde va la efervescencia urbana de Beirut. En él podremos visitar el Sursok Museum, un bello ejemplo de arquitectura modernista de inspiración otomana cuyas salas están dedicadas al arte contemporáneo; a dejarnos caer por Armenia Street, donde se han instalado librerías, tiendas de diseñadores y cafés sofisticados que comparten barrio con supervivientes de los tiempos en los que el Líbano era conocida como la Suiza de Oriente por sus altas y nevadas montañas, pero también la calidad de vida que disfrutaban sus habitantes.
Explorando el interior
Líbano dispone de carreteras aceptables, aunque salir de Beirut toma más tiempo del que a priori debería parecer. Una excursión por los alrededores puede empezar en la Gruta de Jeita, a 18 km al norte de Beirut. Excavada por el agua durante millones de años, esta cavidad kárstica cuenta con dos galerías superpuestas que penetran hasta 6.000 metros al interior de los montes de Líbano. La galería superior alcanza una anchura de 30 metros y una altura de 120 metros. La galería inferior mide “solo” 2.000 metros y está inundada, así que la visita se hace a bordo de un bote.
Desde Jeita no es difícil acercarse hasta Harissa, santuario dedicado a Nuestra Señora de Líbano. La estatua de la Virgen María que preside el lugar mide 8.5 metros y esconde en su corona un mirador desde el que se obtiene una buena panorámica de la costa libanesa. A Harissa se puede llegar también en teleférico desde el pueblo costero de Haret Sakher.
Conduciendo 17 km por la costa hacia el norte se llega a Biblos, la ciudad habitada más antigua del mundo. Fundada hace 5.000 años por los fenicios bajo el nombre de Gubla (Gebal, según la Biblia), la actual Biblos es un lugar tranquilo que conserva el encanto de los pueblos pesqueros con un elenco de monumentos históricos como la Iglesia de San Juan Bautista o el Castillo, ambos construidos durante el dominio de los templarios.
Desde este punto no es difícil subir hasta las cumbres libanesas, concretamente a Cedars Ski Resort, una de las seis estaciones de esquí del país. Próximo a las pistas se encuentran las Cedros de Dios, un bosque Patrimonio de la Humanidad que encierra algunos de los ejemplares más longevos de esta conífera, símbolo de la nación. El cedro aparece en la fotogénica bandera libanesa. Este árbol noble sirvió a los fenicios como fuente de madera para fabricar los barcos con los que surcaron los mares.
Al otro lado de las montañas nos espera el Valle de la Bekaa, la huerta del Líbano desde tiempos de los romanos, y las ruinas de Heliópolis, hoy llamada Baalbek. Incluidas en la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad, las ruinas romanas de los templos de Júpiter y Baco ofrecen una experiencia que te traslada a la época de las grandes exploraciones europeas en Oriente. El templo de Baco se conserva en un estado excepcional, lo que permite hacerse una idea más fiel de lo que pudo haber sido la vida de un piadoso ciudadano de Heliópolis.
GUÍA DE VIAJE EL LÍBANO
CÓMO LLEGAR:
La compañía de bandera libanesa Middle East Airlines (MEA) vuela directo tres veces a la semana desde el aeropuerto de Madrid a Beirut. Más información y reservas en www.mea.com.lb
DÓNDE DORMIR:
Radisson Blu Beirut Verdun es uno de los últimos hoteles en abrirse en la capital libanesa. Habitaciones amplias y confortables; Ubicación inmejorable, a apenas 10 minutos caminando del litoral en Raouché y en una zona llena de centros comerciales y tiendas.Más información y reservas en www.radissonblu.com
Phoenicia Beirut. Heredero del histórico hotel homónimo, el nuevo Phoenicia fue inaugurado en el año 2000 con todos los estándares del lujo más exclusivo. Situado al inicio de la Corniche, junto a la Marina d St.George, dispone de 446 habitaciones y suites, además de galería comercial y spa con piscina interior y exterior. Más información y reservas en www.phoeniciabeirut.com
DÓNDE COMER:
Al Falamaki. Restaurante especializados en ‘mezes’, las tapas típicas árabes con el aliciente de disfrutar de las mejores vistas al mar y a los farallones de Raouches de Beirut. www.alfalamanki.com
Dar L’Azrak Restaurant. Junto a la marina de Biblos, este restaurante ofrece una experiencia única probando los mejores pescados y tapas libanesas rodeado de un ambiente marinero. byblossurmer.com
MÁS INFORMACIÓN:
Más información en la página web oficial de la Oficina de Turismo de Líbano www.destinationlebanon.gov.lb
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