Imagínate detrás de la barra de una coctelería de un bar de cualquier país del mundo. Cierra los ojos… y tu imaginación logrará que aterrices donde tú quieras.
TEXTO, FOTOS Y VÍDEOS: PEDRO GRIFOL
En estos tiempos tan complicados que nos toca vivir en este nuestro transcurrir existencial, muchos estamos pensando acerca de lo que podemos prescindir. Empleamos tiempo revisando el fondo de armario, descubriendo secretos en los cajones, inventando recuerdos viendo fotos de papel… y ojeando libros de las estanterías. Pero también puede que tengamos un ‘departamento’ con una colección de botellitas en miniatura de espirituosos que hemos ido comprado en nuestros viajes, y que guardamos como souvenir. Pues… no las escondas de nuevo, porque ha llegado la hora de probar esos licores raros de aquellos países que visitaste una vez.
¿Has pensado que este es un buen momento para ver lo que tienes en tu mueble bar? Imagínate detrás de la barra de una coctelería. Cierra los ojos… y tu imaginación logrará que aterrices donde tú quieras.
Llevas más de un mes hablando con tu coche como si fuera tu mascota… Pues vuelve al sofá de tu casa y piensa en algún viaje… ¡la imaginación es libre!
Ahora que todo es virtual ponte delante de un mapamundi y señala (con el dedo o con el ratón) lugares lejanos (o no tan lejanos); países que te gustaría conocer, la ciudad que siempre soñaste visitar, aquel mítico hotel que has visto en las películas, el castillo encantado que te fascinó desde niño, el coche que sigues queriendo conducir. Busca donde está la playa que has visto solo como fondo de pantalla, descubre rutas legendarias… investiga un recorrido por carreteras secundarias en un país recién descubierto en el mapa.
Probablemente ahora tienes mucho tiempo para aprender algo nuevo, por ejemplo: preparar un cóctel. Pon a prueba tu destreza y atrévete a coger la coctelera -si no tienes coctelera da igual: coge un frasco de cristal que cierre hermético ¡y adelante!-; agrégale unos cubitos de hielo y vierte los ingredientes de la receta que más te guste en la copa. Agita la mente y te sentirás más cerca de la ilusión. Échale brío porque querer es poder. Con una copa en la mano podrás imaginar la geografía del mundo a través de sus cócteles gloriosos.
Experimenta con lo que nunca te atreviste a hacer… Te saldrá bien si lo haces con amor.
Te brindamos algunas ideas para que relaciones algunos cócteles con países, ciudades y lugares que, si eres un viajero curioso, querrás pasar más de un día de tu larga vida.
¿CÓMO EMPEZAMOS?
Lo primero que tienes que saber es que para que una bebida adquiera la categoría de cóctel debe tener como mínimo tres ingredientes, de los cuales dos deben ser destilados. No te rompas la cabeza preparando un cóctel como cuentan los cánones, porque la mayoría de los barmen profesionales no admiten como cócteles clásicos más allá de una docena. Improvisa. Crea.
No hace falta un gran surtido de botellas. Te puedes montar un bar casero básico con: vermú blanco y rojo, ginebra, ron, vodka, brandy y tequila. Con estas siete botellas ¡como ‘Los 7 Magníficos’! puedes atreverte con los cócteles y consultar más detalles en el canal de YouTube: Grifol’s bar.
Empieza sacando todas las botellas de tu colección y alinéalas frente al lugar que elijas para la ceremonia del agitado. Desempolva las copas más bonitas que tengas… las de tu abuela, las que compraste en un viaje. Si tienes copas martini ¡mejor!
Ah…y no hagas nunca el cóctel en la cocina, le quitaría todo el glamour.
Seguro que tienes una frutería al lado y un supermercado en la esquina. Será suficiente para proveerte de lo fundamental. Empecemos con lo fácil… y prepárate un Dry Martini. A saber: Ve enfriando una copa con hielo mientras te pones en el papel de barman. Pon hielo en la coctelera y vierte 60 ml. de ginebra y 20 ml. de vermú blanco. Puedes variar las medidas a tu gusto… existen docenas de maneras de prepararlo. Retira los hielos de la copa que se estaba enfriando y vierte en la misma el contenido agitado con delicadeza. No puede faltar una aceituna dentro de la copa, es un detalle importante. Y dale rienda suelta a la fantasía: Estamos en la famosa Terraza Martini de Milán, frente al Duomo, pisando el mismo suelo que han pisado Sofía Loren, Marcello Mastroianni, Anita Ekberg, Claudia Cardinale, DeSica… Pasolini… Fellini…
La mezcla más famosa es, probablemente, el Dry Martini que acostumbra a beber James Bond. Este clásico de la mixología, en las primeras películas, no se preparaba con ginebra (su ingrediente principal), ya que una conocida marca de vodka patrocinó la película para que apareciera su etiqueta en la gran pantalla. Así que ponte alguna película del agente secreto 007, y mientras dispones los cojines en el sofá, memoriza los ingredientes del Vodkatini: 60 ml. de vodka y 20 ml. de vermú blanco. Agitas la coctelera mientras escuchas -de tu propia voz- la frase: ‘shaken, not stirred’ (agitado, no removido), que es como le gusta a Bond (James Bond). En este caso incorporas un twist de limón a la copa; Y acto seguido imagínate conduciendo su Aston Martin DB5 y viajando por las ciudades que aparecen en sus películas, desde Las Vegas hasta Moscú -“Desde Rusia con amor”-; pasando por los canales venecianos -“Moonraker”-; las pirámides de Egipto -“La espía que me amó”-; o el Taj Mahal de India -“Octopussy”-; o imagínate conduciendo incluso por Uganda, porque los gorilas del bosque impenetrable de Bwindi también aparecen en “Casino Royale”.
TODOS LOS COLORES DEL MUNDO
Si te apetece algo más exótico puedes prepararte un cóctel tiki, aquel movimiento que surgió en la Costa Oeste de Estados Unidos en la década de 1950 basado en una concepción evocadora de la cultura de polinesia. Son tragos largos que siempre llevan rones, mucho hielo y mucha fruta; y se decoran con sombrillitas. Con un mug (jarra de cerámica) de Mai Tai (ron, curaçao rojo, brandy de albaricoque, etc…) estarás en uno de esos bares tiki de Los Ángeles; con un Blue Hawaii te sentirás como Elvis surfeando en la playa de Waikiki; con un Aku Aku te comunicarás con los moáis de la Isla de Pascua. Y el Pisco Sour te transportará al lugar más enigmático de Perú: Machu Pichu.
Prepárate para ver -otra vez- la película ‘Con faldas y a lo loco’, y atrévete con un Manhattan (60 ml. de bourbon, 30 ml. de vermú rojo, gotas de angostura y una guinda al marrasquino), quizá el cóctel más universal… ¿Recuerdas con qué facilidad improvisaba Marilyn Monroe unos manhattans? ¡Lo agita en una bolsa de agua caliente! Así que tenlo claro, lo importante es el buen humor. Con el Negroni (Campari, ginebra y vermú rojo) y el Aperol Spritz viajarás a la Toscana Italiana o a la Viena Imperial. El Daiquiri (ron blanco, lima y azúcar) y el Mojito (ron, azúcar y hojas de menta) son los cócteles emblemáticos de Cuba -Eres Hemingway: «El Mojito en La Bodeguita y el Daiquiri en Floridita»-. Recuerda que el Gimlet (ginebra y lima) era el cóctel favorito de Humphrey Bogart -‘El halcón maltés’-. Y el Cosmopolitan (vodka, Cointreau, zumo de arándanos y lima) te hará vivir (virtualmente) el ‘Sexo en Nueva York’.
Los cócteles con de tequila te llevarán a ¡Méjico Lindo! ¡Qué decir del ardiente color de atardecer de un Tequila Sunrise! … O de la famosa Margarita (Cointreau, tequila, lima -con el borde de la copa ribeteado de sal-) que nos transportará a la época dorada de Acapulco… cuando allí vivía Tarzán.
Con el cóctel llamado Bengala viajaremos a la India decimonónica, a los lujosos salones de los palacios de los maharajás o a las coloridas playas de Kerala.
En los pubs irlandeses lo normal es beber una Guinness, pero en los buenos hoteles de la Costa de Antrim preparan el Bramble, un clásico moderno elaborado por primera vez a mediados de la década de 1980, que define a toda una generación. Se puede elaborar con cualquier licor de frutas (mora, frambuesa, fresa) disuelto en un mar de London Dry Gin. Fácil y aromático.
Cuando pensamos en la República Checa lo primero que nos viene a la cabeza vuelve a ser la cerveza -¡una pilsen!-, pero los checos también se apuntaron a la moda del gin tonic, sustituyendo la ginebra por su destilado nacional, Becherovka, un licor elaborado a base de hierbas que se tomaba habitualmente como digestivo desde 1800. Ahora el Beton -apócope de Becherovka y tónica- es el cóctel de la happy hour de Praga.
Muy peculiar es la manera de tomar la Absenta, el anisado que todo el mundo cree que es francés, pero que es suizo. Personajes como Van Gogh, Baudelaire, Degas, Rimbaud, Picasso eran bebedores de este elixir, ya que (supuestamente) inducía a la inspiración artística. La llamaban ‘El hada verde’. El lugar ideal para probarla es en el pequeño pueblo de Môtiers, situado en el cantón francés de Suiza.
Claro que, si no queremos viajar muy lejos, siempre podemos prepararnos uno de los cócteles más exquisitos que jamás se hayan hecho, el que creó nuestro barman nacional Perico Chicote, el barman de las estrellas. Por su establecimiento de la Gran Vía madrileña desfiló la crème de la crème de la intelectualidad (y de la ociosidad) durante su etapa dorada a mediados del siglo pasado: John Wayne, Frank Sinatra, Ava Gardner, Rita Hayworth, Cary Grant. Y Sofía Loren… Y Lola Flores… Y Dalí. Y no podía faltar Hemingway ¡cómo no!, un cliente asiduo que tenía el don de ubicuidad, porque estaba en todos los sitios. El cóctel se llamaba Chicote (vermú rojo, ginebra y tres cucharaditas de Grand Marnier). Distinguido y elegante.
Y a modo de corolario: Cuando acabe toda esta pesadilla de la Covid-19, seguro que lo vamos a celebrar con la persona que más queramos. Para ese momento sugerimos el Cóctel de Champán, con el que brindan, embelesados, Rick (Humphrey Bogart) e Ilsa (Ingrid Bergman) en ‘Casablanca’.
Pasos a seguir:
1.- Elige dos bonitas copas de champán.
2.- Coloca en el fondo de cada copa un terrón de azúcar bañado en angostura.
3.- Añade una cucharada de coñac.
4.- Rellena las copas con champán muy frío.
5.- Decóralo con una corteza de limón y una cereza al marrasquino.
6.- …¡Chin chin!… ‘Siempre nos quedará París’.
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ALGUNOS CONSEJOS
No vayas muy lejos para comprar una botella exótica que te falte. Ya tendrás tiempo más adelante. Apáñate con lo que encuentres en el súper de tu barrio.
Si decides que el arte de hacer cócteles ya forman parte de tu vida lúdica, piensa en instalar un pequeño bar en tu salón. Serás el más cool de tu comunidad. Vete pensando en ir al Rastro (si vives en Madrid) y busca (que hay) una de esas barras de salón (con luz y espejos) que se ven en las películas sesenteras; dará un toque kitsch a un rincón de tu casa. Tus familiares y amigos te felicitarán.
Para cuando acabe todo ‘esto’, haz una relación de las bebidas que te gustaría tener.
Escribe una lista de tus amigos/as de confianza… y vete comunicándoles (por correo, whastapp, o teléfono) tus progresos en el campo de la coctelería. Estarán encantados.
El vino y los destilados forman parte de la cultura e historia de los pueblos, pero no olvides que el consumo de alcohol en exceso puede llevar a la adicción. En estos tiempos difíciles probablemente casi no conduces, pero volverás a la carretera… Así que piensa que beber alcohol con moderación es lo que te permitirá disfrutar del placer de disfrutar de la vida.