Amortiguador gas o aceite coche

Los amortiguadores forman parte de la seguridad activa de un coche y son una pieza mecánica indispensable del sistema de suspensión del coche. Generalmente, hay un amortiguador unido a cada muelle, que a su vez está colocado junto a cada una de las ruedas del vehículo. Mientras que los muelles son unos elementos flexibles que se encargan de mantener el vehículo a una distancia del suelo, los amortiguadores tienen la misión de controlar y retener el rebote del muelle para así evitar perder el control del coche o la moto.

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Existen diferentes tipos de amortiguadores:

  • Amortiguador de aceite o hidráulico.
  • Amortiguador de gas.
  • Amortiguador neumático.

Rafael Soriano, asesor técnico del RACE, explica con más detalle cada uno de ellos.

El amortiguador de aceite

Es el tipo de amortiguador más común entre los coches que ves por la calle. La amortiguación hidráulica tiene dos cámaras separadas por una pequeña válvula que se encarga de regular el paso de aceite. La velocidad y la cantidad de líquido que deja pasar de una cámara a otra es lo que define la dureza de la amortiguación. Según esta configuración, pasarán más o menos desapercibidos los badenes y baches siempre que circules a una velocidad comedida.

Los amortiguadores de aceite son más económicos (cambiar los 4 amortiguadores puede oscilar entre 150 y 1.000 euros) que los de gas (hasta 2.000 euros aproximadamente) o los neumáticos (hasta 10.000 euros), y su funcionamiento es correcto para una conducción diaria en la calle o en la carretera, cumpliendo con los límites de velocidad. Con ellos, se establece un equilibrio entre el confort de marcha y la estabilidad, siempre que se realice una conducción normal y no deportiva.

Precisamente, su mayor desventaja aparece cuando quieres realizar una conducción más dinámica en puertos de montaña o en zonas de curvas. El aceite se puede llegar a sobrecalentar y generar burbujas por lo que, en condiciones donde la carretera esté demasiado bacheada, va a haber una pérdida de efectividad y la conducción se vuelve menos confortable y menos precisa.

El amortiguador de gas

Este tipo de amortiguador es mucho menos común que el amortiguador de aceite. En su interior sólo hay una cámara en la que, además de aceite, hay nitrógeno, un gas que evita el efecto de la cavitación (la formación de burbujas). Esto permite que la presión del aceite sea constante y, por tanto, el amortiguador es más duro en su respuesta. En opinión de Soriano, se hace más intuitiva la conducción con los amortiguadores de gas porque se siente más la carretera.

Con el amortiguador de gas la respuesta es más precisa, efectiva, rápida y segura (la carrocería sufre un menor balanceo), aunque implica a su vez que la conducción no va a ser tan confortable como con el amortiguador de aceite y las irregularidades se van a notar más en el habitáculo, aunque raramente el conductor va a sufrir un desvanecimiento del rendimiento de la suspensión.

El amortiguador de suspensión neumática

Es el amortiguador más caro de los tres tipos de los que hablamos en este artículo. Utiliza unas bolsas de aire que absorben con gran efectividad las irregularidades del terreno. Este tipo de suspensión ajusta la presión del aire según el tipo de conducción a través de un compresor.

Este tipo de amortiguador, debido a su complejidad técnica (se ajustan en altura según la carga y el estado de la carretera) y a su precio, lo suelen montar los coches de alta gama o los coches todoterreno que necesitan tener unas excelentes prestaciones en el campo. Su principal desventaja es que su sistema de compresión puede romperse antes que otro tipo de suspensión así que, para evitar esta situación en la medida de lo posible, hay que llevar un mantenimiento regular de la amortiguación, algo que no es necesario con el amortiguador de aceite o el de gas, que simplemente se revisa su estado visualmente y se cambia en un rango de 60.000 a 90.000 kilómetros, según el tipo de conducción que hayas hecho.

Entonces, ¿amortiguador de gas o de aceite?

Una vez explicados los tipos de amortiguadores, debe quedarte claro que si vas a hacer una conducción normal por la calle, lo más recomendable es utilizar un amortiguador de aceite. De hecho, por eso los coches de fábrica ya vienen con este tipo de suspensión montada.

Por el contrario, si vas a meter tu coche en un circuito y necesitas que el comportamiento del coche sea el mejor posible, a costa de dejar en un segundo plano la comodidad, debes optar por un amortiguador de gas o de suspensión neumática si el dinero no es un problema. Si tu coche no lo tiene por defecto, puedes instalarlo a posteriori, pero debe ser un sistema homologado o, si no, en la ITV no te lo aceptarán.

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