Tu antiguo coche ya ha cumplido su función y en el tacómetro ya alcanzó las seis cifras hace mucho tiempo. Es momento de cambiarlo por otro coche más actual, con mejor seguridad y tecnología. Ahora bien, ¿cuál eliges? Si te decides por una motorización tradicional, una de las claves es decidir si te conviene más un coche de gasolina o uno diésel. Para elegir, tienes que conocer las diferencias entre uno y otro. Te resolvemos las dudas en este texto.
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Principales diferencias entre los coches diésel y gasolina
- A pesar de que los vehículos de gasolina han evolucionado mucho a lo largo del tiempo y se ha reducido su consumo de combustible (por ejemplo, con motores de tres cilindros en lugar de cuatro), no consiguen las cifras de un diésel.
- Debido a que el diésel consume menos, suele tener una autonomía mayor si se compara con una mecánica con los mismos caballos en un coche de gasolina.
- Los diésel suelen ser menos respetuosos con el medio ambiente que los gasolina, de ahí que utilicen elementos para emitir menos partículas nocivas como el AdBlue.
- Los diésel tienen más par (empuje) que los gasolina. De ahí que, por ejemplo, los vehículos más pesados utilicen este tipo de mecánica.
- Aunque los coches diésel consumen menos, son más caros de mantener si se compara con un coche de gasolina.
- Un coche diésel suele costar más que uno de gasolina con las mismas características.
Razones para comprar un coche diésel
La imagen de los coches movidos por motores diésel, humeantes, lentos y de tacto rudo desapareció hace años para arrinconar a los motores de gasolina.
El claro consumo inferior de los motores diésel, un constante refinamiento en su entrega de potencia y funcionamiento, con el aislamiento cada vez mejor logrado del ruido que emiten, que en muchas marcas han conseguido que en caliente se asemeje al de un gasolina, les ha ido haciendo cada vez más atractivos.
Otro elemento a destacar es que los motores diésel reaccionan bien tanto a bajo como medio régimen, lo que te permitirá disfrutar de una recuperación mejor que la que ofrecen los motores de gasolina en estos regímenes.
La evolución de los motores diésel ha sido evidente, ayudados de la electrónica y unos sistemas de alimentación cada vez más efectivos, con la sobrealimentación con turbocompresores de menor tamaño y de geometría variable, la efectividad de los inyectores y la evolución de la alimentación por conducto único (common-rail).
Todas estas son razones de peso, justifican que la demanda de motores diésel en el mercado español superara el 90 por ciento hace unos años. No obstante, también hay que fijarse en los contras de los motores diésel.
Desventajas de la compra de un diésel
Son claros los argumentos que respaldan a una gran mayoría de conductores a la hora de elegir un coche diésel frente a uno de gasolina. Sin embargo, también hay contras que hay que tener en cuenta:
- Un diésel cuesta más caro en comparación con un modelo equivalente de la misma marca con motor de gasolina.
- En muchos casos, hay que hacer gran número de kilómetros a lo largo de la vida del vehículo para poder amortizar la compra y que compense el ahorro contra el precio más elevado del vehículo.
- El coste de mantenimiento en un diésel es mayor. Los sistemas catalíticos que utiliza para reducir sus emisiones resultan más costosos cuando hay que sustituirlos. Además, para combatir las altas emisiones de NOx que desprenden los motores diésel y cumplir con la normativa Euro VI, los modelos más potentes deben añadir AdBlue cada 10.000 a 15.000 km, según el coche (unos 10 litros cada depósito, con un precio de entre 8 y 20 €).
- También el precio que hay que pagar por el seguro a todo riesgo de un vehículo diésel es más alto, dado que su precio es superior. Este se sitúa entre un 10% y un 20% por encima.
Razones para decidirse por un motor de gasolina
Motivados por una normativa anticontaminación cada vez más exigente, los fabricantes, sin detener la evolución de los motores diésel, han puesto más énfasis en el desarrollo de los propulsores de gasolina hasta reducir los consumos a cifras homologadas cercanas a las de los coches movidos por gasóleo.
Para no sobrepasar las emisiones contaminantes, las marcas han ido reduciendo el tamaño de los motores, especialmente los de gasolina. Raro es el fabricante que no tenga en su oferta algún motor tricilíndrico para sustituir al de cuatro equivalente, anunciando cifras menores de consumo homologadas.
Respecto al gasto de combustible, la cifras homologadas se han ido igualando, y los motores actuales de gasolina ofrecen un consumo moderado en teoría, aunque en condiciones reales de tráfico esa diferencia respecto a los motores diésel se hace evidente. Según se aumenta la velocidad y se estira el régimen del motor, la diferencia en el consumo de un motor de gasolina aumenta netamente.
Los motores de gasolina han ido afinando su funcionamiento y los motores downsizing, dotados de sobrealimentación, con turbos de reducido tamaño e inyección directa, consiguen cifras de potencia equivalente y consumos menores que los motores de gasolina atmosféricos de elevada cilindrada. Son propulsores más elásticos, por lo general, que los diésel, de mejor tacto, con una gama de revoluciones mucho más aprovechable que les hace ser más agradecidos para disfrutar de su conducción.
En general, los motores actuales de gasolina son más suaves y agradables en su funcionamiento que los diésel. No tienen la misma respuesta generalmente a medio régimen que un diésel equivalente en potencia, que casi siempre disponen de un par máximo mayor, cediendo en recuperaciones, pero al que sí superan a la hora de acelerar estirando las marchas. Los motores de gasolina siguen ofreciendo una respuesta efectiva incluso superadas las 5.000 rpm, lo que es difícil que ocurra en un diésel más allá de las 4.000 rpm, si bien estos cada vez son más elásticos en su funcionamiento.
El diésel pierde su hegemonía en el mercado y da paso a los motores de gasolina e híbridos
Los motores diésel han tenido una gran evolución en las tres últimas décadas. Son motores de refinado tacto en la mayoría de los casos, con buenas prestaciones y un filtrado sonido en caliente, con una amplia oferta de potencias que alcanzan todas las categorías. Y también han ido evolucionando su principal activo frente a los motores de gasolina: su consumo, más ajustado.
Si miramos las ventas de los principales mercados europeos, y en especial el español, a la hora de adquirir un coche nuevo la demanda de los vehículos movidos por motores diésel en las tres últimas décadas ha sido muy superior. Sin embargo, la tendencia se ha invertido en la última década con la aparición de los coches híbridos y eléctricos. Año tras año los híbridos se venden cada vez más, aunque todavía no superan la cuota de mercado de los de combustión tradicional. Los diésel perdieron su hegemonía en 2017 y desde entonces el porcentaje de ventas no ha dejado de bajar.
En la actualidad los motores de gasolina dominan el mercado, entre otras razones, porque los vehículos híbridos incluyen además de un motor eléctrico, otro de gasolina. Hasta tal punto es esto que varios fabricantes ya han dejado de fabricar vehículos con motores diésel o tienen pensado hacerlo próximamente. La Ley del Cambio Climático y Transición Energética prohibirá su nueva fabricación a partir del año 2040, de ahí que los constructores se adelanten en su plan de mercado y opten por vehículos de energía alternativa.
El ahorro en combustible y la autonomía superior que proporciona un diésel son claros argumentos para decidir la balanza de su lado. Pero un coche de gasolina de última generación aporta valores diferenciales para ser el elegido. Cuestión de gustos, porque el factor económico no supondrá en la mayoría de los casos una elección clara. La decisión definitiva debería venir marcada por el uso que vayas a dar a tu coche. Si vas a hacer muchos kilómetros por carretera te puedes plantear la compra de un diésel; si vas a hacer tanto carretera como ciudad, plantéate la compra de un gasolina, un híbrido o incluso un eléctrico.
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