Manipular el móvil o el navegador, sincronizar aparatos, subir o bajar el volumen de la radio, mirar el móvil o buscar objetos en la guantera … son algunas de las distracciones al volante más comunes entre los conductores. La conducción requiere el cien por cien de tu concentración y atención, y cualquier cosa que te haga desviar la vista de la carretera puede provocar un accidente: una persona o animal que se cruza, una colisión con otro vehículo porque sales involuntariamente de tu carril…
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Las distracciones son la primera causa de siniestralidad
Las nuevas tecnologías y los nuevos hábitos al volante generados por el uso del móvil provocan un tipo de distracciones frecuentes y peligrosas. Así lo muestran los datos de una encuesta realizada por el RACE, BP y Castrol, en la que un 96% confiesa haber visto a alguien hablando por el móvil mientras conduce y un 76% afirma utilizar el móvil sin hablar, únicamente manipulándolo o mirándolo.
De hecho, debido al riesgo de accidente por distracción al conducir, en la última reforma de la Ley de Tráfico se castiga todavía más el uso del móvil al volante: si antes el uso del móvil era una falta grave que conllevaba la multa de 200 euros (100 euros por pronto pago) y la retirada de 3 puntos del carnet, con la nueva ley ahora se penaliza con 6 puntos. Si es tu caso, el RACE tiene un servicio de protección del carnet por puntos.
La Dirección General de Tráfico también alerta sobre las distracciones al volante, ya que se han convertido en la primera causa de siniestralidad: son la causa de más del 30% de los accidentes en la carretera.
Además del móvil y las nuevas tecnologías, hay otras muchas distracciones al volante que hacen perder capacidad de respuesta como:
- Manipular el ordenador de a bordo o el navegador
- Mirar el paisaje.
- Discutir o atender a los acompañantes del coche.
- Manejar la radio.
- Comer o beber.
- La búsqueda de objetos dentro del coche.
- Fumar
- Maquillarse
- Leer el periódico.
- Incluso algunas señales de tráfico confusas o poco comunes pueden distraer.
Especialmente en los viajes largos, el automovilista se va relajando con los kilómetros, y empieza a dedicar el tiempo que pasa en el coche a otras actividades diferentes a la conducción, lo que en caso de un incidente imprevisto puede aumentar el tiempo de reacción.
También hay factores externos que te hacen perder la atención y, en este apartado, podemos citar una carretera familiar o monótona que te hace bajar la guardia, una señalización excesiva, mirar por la ventanilla cuando ha ocurrido un accidente (el conocido como efecto mirón)…
El estado en el que se encuentre el conductor es un factor determinante porque, si tienes sueño o sientes fatiga, es más fácil perder la atención. El alcohol, las drogas y algunos medicamentos también impiden la concentración. Ante la posibilidad de que puedas sufrir un percance, siempre estarás más protegido con un servicio de asistencia como el que tiene el RACE las 24 horas del día en todo el mundo.
¿Qué pasa cuando te distraes al volante?
En un despiste, por pequeño que sea, cuanto más rápido circules, más metros recorrerás hasta que el vehículo se detenga del todo. La distancia de detención será mayor al igual que la distancia de reacción y, en consecuencia, tardarás más en darte cuenta del peligro inminente. Por tanto, recorrerás más metros si circulas sin atención, lo que supone la diferencia entre evitar o no una colisión.
El tiempo de reacción depende de los reflejos del conductor, de su estado de ánimo, si está o no bajo los efectos del alcohol o drogas, de la temperatura interior del habitáculo y, sobre todo, del nivel de alerta.
También hay que tener en cuenta que la distancia de frenado no sólo depende de la persona que conduce, también del estado de los neumáticos y los frenos, de la masa del vehículo, de la carga que lleves y su colocación, de las condiciones del asfalto, de la climatología y de si tu vehículo dispone de dispositivos electrónicos de ayuda a la frenada.
La DGT pone el siguiente ejemplo: si marcas un número de teléfono en tu móvil mientras estás conduciendo a una velocidad de 100 km/h vas a recorrer unos 140 metros antes de levantar la mirada. Si ocurre un incidente, te dará tiempo a frenar, en el mejor de los casos, en unos 155 metros. Sin embargo, si no fueses distraído, podrías haber frenado el coche en unos 30 metros. Por tanto, en ese caso ir conduciendo distraído supone que has recorrido más de la longitud de un campo de fútbol (120 m) sin controlar tu coche. Así que evita riesgos innecesarios manteniendo tu vista en la carretera, circulando a una distancia de seguridad adecuada y con las manos en el volante.
Los Socios del RACE disfrutan de una protección completa de los puntos del carnet de conducir
ante cualquier incidente de tráfico.
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