Cualquier persona que disfruta usando su moto, ya sea en ciudad o haciendo rutas por carretera, sabe lo importante que es mantener su montura en perfectas condiciones. No solo porque es bueno para la moto, sino porque, además, contribuye a hacer cada viaje una experiencia más agradable. ¿A quién le gusta viajar en una moto sucia?
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Para lavarla a mano, es importante que prepares con antelación todos los materiales que, sí o sí, vas a necesitar:
- Dos cubos de agua (tibia mejor que fría, si es posible) con jabón neutro.
- Un par de esponjas suaves.
- Gamuzas de microfibra para el secado.
- Desengrasante.
- Un cepillo de púas blandas pero firmes.
- Limpiador de llantas.
Aunque sobre esto no hay unanimidad, es recomendable no hacer uso de mangueras con agua a presión, ya que se podría dañar la pintura. En cambio, sí puedes usar una manguera con agua a baja presión para remojar la moto, primero, y aclararla después. Si no dispones de ella, usa una de las esponjas suaves para aclarar la moto con mucho mimo y cuidado, para no rayar la pintura.
Por supuesto, si no tienes tiempo o tus circunstancias no te lo permiten, siempre es mejor utilizar el lavado con pistola a presión de cualquier gasolinera antes que dejar que la suciedad y/o el barro se acumulen durante meses. Eso sí, en caso de optar por ello, y para proteger la integridad de la pintura, evita hacerlo desde muy cerca.
¿Dónde no puedes lavar tu moto?
Antes de organizar tu estación de lavado, conviene que tengas presente dónde puedes y dónde no puedes lavar tu moto. Hacerlo en la calle, por ejemplo, está completamente prohibido, y podrías acabar pagando una multa de hasta 3.000 euros, dependiendo de cada Ayuntamiento y en función de si has vertido algún producto a la vía o supone algún destrozo. Esto aplica también a cualquier tipo de mantenimiento, como cambiar el aceite o engrasar la cadena.
Un punto aparte, pero que conviene evitar en cualquier caso, es el de lavar tu moto en un garaje comunitario. Usar este tipo de espacio puede considerarse un uso indebido de las zonas comunes (y de los recursos de electricidad y agua) y acarrear una denuncia por parte de otro propietario.
Lavar tu moto, paso a paso
Antes de comenzar, busca un lugar resguardado del sol, ya que este podría acelerar el proceso de secado y dejar marcas de agua. Asegúrate de que la moto está fría y que cualquier tipo de cables o conexiones eléctricas estén bien resguardadas y prepara los materiales y productos de limpieza que vayas a necesitar.
¿Estás listo? Pues empezamos:
- Si tu moto tiene cadena, quizá quieras empezar por limpiarla con líquido desengrasante y dejarla actuar un par de minutos antes de seguir con el resto. Si lo haces después, podrías salpicar o ensuciar otras partes de la moto. Recuerda que la cadena necesita un mantenimiento periódico, independientemente de la frecuencia con que laves tu montura.
- Enjuaga la moto con jabón y agua tibia (mejor que fría), ya que eso te ayudará a deshacerte mejor del polvo y la suciedad acumuladas. Usa una esponja suave o un guante o trapo de microfibra y no presiones demasiado, primero por las partes superiores de la moto y luego ve bajando.
Es importante que, durante el lavado, aclares la esponja con bastante frecuencia, para no frotar la moto con residuos acumulados.
- Si una parte está especialmente sucia, puedes emplear un pulverizador con agua jabonosa, para que se ablande la suciedad sin riesgo de rayar la pintura; pero, sobre todo, ten paciencia. En las partes de difícil acceso, puedes usar un pincel viejo como los que se usan para pintar en casa. Puedes emplear desengrasante en las zonas sin cromar o de metal.
- Una vez enjabonada toda la moto, puedes aclararla usando una manguera con agua a poca presión o vertiendo agua de un cubo, pero no olvides tapar primero el tubo de escape con un trapo o una bolsa, para evitar que le entre agua.
Aunque no es lo más cómodo, otra opción sería recurrir a una esponja suave y limpia para ir aclarando las diferentes partes. Si quedan restos de suciedad, puedes usar un spray.
- Para las ruedas, usa un limpiador de llantas y un cepillo rígido. No uses un producto acondicionador de neumáticos para coche, ya que podría afectar negativamente al agarre.
- Llega el momento del secado. Para ello, emplea un trapo o gamuza de microfibra limpio, y ve secando la moto poco a poco y con cuidado.
- No te olvides de lubricar de nuevo la cadena.
El acabado final
Si has llegado a este punto, te recomendamos no tener prisa: si le has dedicado todo ese tiempo a tu moto, probablemente prefieras darle ese acabado casi profesional que a buen seguro te proporcionará una gran dosis de satisfacción. Para ello, aplica una capa de laca o cera para darle brillo (o incluso un spray limpiamuebles, de los que tengas en casa) y frótalo con una bayeta limpia: parecerá que la acabas de sacar del concesionario (o casi).
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