Coche huele a gasolina

Para que un coche con motor térmico pueda moverse necesita combustible. Haciendo una mezcla de aire y gasolina dentro del cilindro se consigue una explosión que va a generar una fuerza que va a ser transmitida por el cigüeñal hasta las ruedas para que éstas puedan tener tracción.

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El uso de la gasolina en los coches requiere de ciertos protocolos de seguridad, tanto a la hora de repostar como de almacenar ese producto dentro del coche. Su peligro viene, sobre todo, porque es un producto químico que se evapora fácilmente y que, en contacto con el aire, puede resultar altamente explosivo (sobre todo en los coches de gasolina, no tanto en los diésel): un cigarrillo, una cerilla o incluso un tubo de escape caliente pueden prender los vapores generados por la gasolina. Además, tampoco es recomendable para la salud la inhalación continuada de los gases de la gasolina ni el contacto con ella, ya que puede irritar la piel, crear erupciones, generar grietas, enrojecimiento e incluso hinchazón de la dermis.

Elementos que debes revisar si tu coche huele a gasolina

Según Mariano Suárez Martín, asesor técnico del RACE, hay que poner especial atención si tu coche huele a gasolina ya que puede esconder un problema grave y peligroso. Existen varias razones por las que un coche puede oler a gasolina:

  1. Las mangueras que van del depósito al motor pueden estar en mal estado. Suelen ir por debajo del vehículo y están expuestas continuamente a agentes externos que pueden dañar su cobertura: piedras, tierra, trozos metálicos en el asfalto… Están hechas de goma reforzada y su material se puede ir deteriorando con el tiempo y el paso de los kilómetros, lo que va a provocar que haya fugas. Si el problema del olor de gasolina está aquí, se soluciona cambiando las mangueras defectuosas por unas nuevas.
  2. El depósito de combustible puede estar roto o en estado de descomposición, si es muy antiguo. Si hay un problema aquí sería fácil de detectar porque dejaría una mancha en el suelo.
  3. La rotura de los inyectores. Pueden perder combustible por la punta, donde llevan una goma. Es una avería fácil de detectar porque en la rampa de inyectores, ubicada en la parte superior del motor, dejaría un pequeño charco de combustible.
  4. La junta del filtro de la gasolina puede estar estropeada o agrietada y puede dejar pasar algo de combustible, lo que puede provocar que tu coche huela a gasolina.
  5. Un tapón de gasolina mal cerrado o que incluso se te haya olvidado colocarlo de nuevo también puede generar que tu coche huela a gasolina.
  6. Si te excedes a la hora de echar la gasolina, rebosará y caerán unas gotas por la carrocería. Debes secarlo rápidamente o si no, puede quedar un olor residual de gasolina.
  7. El acceso al aforador, la pieza que mide la cantidad de gasolina que queda en el depósito, en los vehículos más antiguos (más de 15 años) iba debajo de los asientos traseros y si estaba en malas condiciones podía provocar un mal olor.
  8. Cánister defectuoso. Para mejorar la emisión de gases contaminantes los vehículos captan los vapores de combustible de los gases de escape y los devuelven a la cámara de combustión para volver a quemarlos. Si el cánister no almacena bien los vapores puede oler a gasolina dentro del vehículo.

Si haces el mantenimiento del coche cuando lo indica el fabricante, lo normal es que no tengas una fuga de combustible ni el vehículo huela a gasolina, pero si te sucede, recuerda que por ser Socio del RACE tienes un servicio de garantía mecánica. Y si necesitas arreglar la avería, puedes llevarlo a cualquier taller de la red Eurekar que trabajan con la garantía del RACE.

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