Una actitud descuidada hacia tu vehículo puede tener consecuencias nefastas en tu bolsillo. Dedica el tiempo y el dinero necesario para hacer el mantenimiento de tu coche o a la larga te costará todavía más si aparece una avería.
Si en el artículo sobre las reparaciones más habituales de conductores bruscos hablamos sobre los elementos del vehículo más expuestos a averías producidas por una conducción enérgica o agresiva, existe otro motivo por el cual tu coche va a tener que pasar por el taller antes de lo que corresponde: la dejadez o una actitud pasiva a la hora de realizar el mantenimiento a tu coche cuando corresponde.
¿Se te olvidan las revisiones? No te duermas en los laureles y presta atención a tu coche
A pesar de tus descuidos, seguro que no quieres que tu vehículo sufra averías. Para evitarlo, no solo es necesario tener una actitud de conducción correcta, sino que has de estar pendiente de aquellos elementos sometidos a desgaste o a deterioro por uso. Lo mejor es ser minucioso a la hora de realizar el mantenimiento a tu coche y pasar por algún taller de la red Eurekar cuando te corresponda. Si no lo haces, es posible que surjan ciertas averías típicas de los conductores que son más descuidados.
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Es un
filtro encargado de atrapar las partículas de carbono que se generan en la combustión. En los motores diésel se utiliza para cumplir con la normativa y reducir así los consumos y emisiones contaminantes. Para favorecer un correcto funcionamiento, el conductor debe dejar la pereza a un lado y
cada aproximadamente 500 kilómetros regenerar el filtro. La manera más sencilla es realizar un recorrido de unos 25 minutos por carretera a velocidad constante y con las revoluciones entre las 2.000 y 2.500.
En el proceso de la combustión de un motor, los inyectores se encargan de introducir una determinada cantidad de combustible de forma pulverizada para facilitar un reparto homogéneo dentro del aire contenido en la cámara. Para que los inyectores estén en buenas condiciones es importante estar al día con los cambios necesarios del filtro del combustible, así
como repostar en gasolineras de confianza donde la gasolina sea de buena calidad. Y si el vehículo es diésel, hay que controlar el
reapriete de los inyectores cada cierto tiempo.
Una de las funciones principales de la refrigeración en cualquier motor de combustión es la de mantener la temperatura dentro del rango adecuado para evitar deformaciones, agarrotamientos o incluso el gripado. La
refrigeración de un motor es necesaria para disminuir el calor generado al quemar el combustible por lo que hay que estar siempre pendiente de mantener un correcto nivel del
líquido refrigerante al igual que siempre usar el aconsejado por el fabricante.
Son unos cilindros huecos, fabricados en caucho, encargados de unir los circuitos hidráulicos, principalmente de la instalación de refrigeración. A la hora de pensar en el correcto mantenimiento de los manguitos lo que todo conductor debe tener presente es que la avería más común es la corrosión por el uso de un mal refrigerante, por lo que es importante atender a las recomendaciones del fabricante.
Es un conjunto de piezas que abren y cierran las válvulas de entrada y salida de gases y fluidos en los cilindros. Ser previsor vale por dos, y en este caso hay que
cambiar la correa de la distribución dentro de los plazos marcados por el fabricante. Además, siempre hay que buscar el repuesto original para evitar posibles errores o nuevas averías.
Este elemento es el encargado de transformar el movimiento circular del volante en un movimiento lineal que permite que las ruedas marquen la dirección que debe tomar el vehículo. En este caso el conductor perezoso comete el error de no hacer caso a las especificaciones del fabricante a la hora de realizar el cambio del aceite hidráulico de la servodirección, lo que termina provocando una avería en la barra de dirección.
La
culata está situada en la parte superior del motor y es la encargada de permitir el cierre de las cámaras de combustión. Las averías en la culata suelen ser de las más caras de reparar y su cuidado se antoja fundamental para evitar posibles riesgos en el motor, para lo cual es imprescindible realizar el cambio de aceite y de refrigerante dentro de los plazos que marque el fabricante, así como el
mantenimiento de los niveles correctos.
Nos falta hablar de una práctica habitual entre todos los conductores que debes evitar si quieres que tu coche no sufra innecesariamente:
dejar el pie en el embrague mientras circulas. El
embrague es un sistema que conecta la fuerza del motor y la transmite a las ruedas motrices. Si dejas el pie apoyado, los dientes de la marcha engranada se van desgastando, al igual que si dejas la mano en el pomo de la palanca de cambios.
Ante una avería en tu coche, ponte en mano de los mejores.
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