Desde que Rudolf Diesel inventase el ciclo diésel a finales del siglo XIX, el motor diésel se ha convertido, década tras década, en uno de los motores de combustión más utilizados en los vehículos de cuatro ruedas, aunque ahora están pasando a un segundo plano tras la aparición de las Zonas de Bajas Emisiones en España, establecidas en la Ley del Cambio Climático y Transición Energética.
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Al igual que los motores de cuatro tiempos de gasolina, el motor diésel tiene una admisión de aire, una compresión, una inyección de combustible, una explosión y un escape de gases. Sin embargo, al contrario que ocurre en un motor de gasolina, no se genera una chispa a través de una bujía, así que ese combustible prende a través de una alta compresión del pistón en la cámara de combustión. Para ayudar a que el gasóleo tardase menos en arder, los ingenieros optaron por colocar unos los calentadores dentro del motor diésel.
Gracias al calentador del motor diésel, el combustible prende fácilmente en las primeras pistonadas
Para entender la importancia de los calentadores, Antonio Manzano, asesor técnico del RACE, explica qué es lo que ocurre dentro de un motor diésel: cuando el gasóleo se inyecta en la cámara de combustión se quema por la alta temperatura que alcanza el aire al comprimirse cuando el pistón sube. El problema es que cuando un motor diésel está frío, las primeras pistonadas no calientan el aire lo suficiente como para que se queme la mezcla de oxígeno y combustible.
Es aquí donde adquiere vital importancia el calentador de un motor diésel: cuando vas a arrancar se enciende una resistencia que forma parte del calentador; calienta el aire que hay dentro de la cámara de combustión y permite que durante el arranque se empiece a quemar rápidamente el gasoil, incluso en las primeras subidas y bajadas del pistón.
Este calentador, que también se denomina bujía de incandescencia, se ubica en la culata, en la parte superior del motor, justo donde estaría ubicada una bujía en un coche de gasolina y hay uno por cilindro. Dependiendo de la temperatura exterior, a través de una centralita electrónica el calentador recibe la orden de que caliente más, menos o que directamente no caliente.
En los coches más antiguos, en el panel de instrumentos se enciende una especie de muelle que indica que los calentadores están actuando y no se debe arrancar el motor hasta que la luz se apaga. Sin embargo, en los coches más modernos de inyección directa ya no es necesario esperar a que esta luz se apague, de hecho, es que directamente ya no aparece en el cuadro del piloto. Esto no significa que no haya calentadores, sino que su actuación es tan rápida (décimas de segundo) que no es necesario esperar a que calienten la cámara de combustión. No obstante, tanto en los coches de gasolina como en los diésel, deberías esperar a que el coche haga el chequeo inicial antes de poner en marcha el motor.
Los calentadores también evitan que el vehículo emita más gases contaminantes
Manzano asegura que, aunque la misión principal del calentador es que adquiera temperatura la cámara de combustión durante el arranque, también se activa mientras que el coche está en marcha para bajar las emisiones contaminantes. Dependiendo de la temperatura exterior funciona durante más o menos tiempo para quemar la mayor cantidad de gasóleo y así evitar que salgan por el tubo de escape más partículas de las debidas de óxidos de nitrógeno (NOx) o de dióxido de carbono.
El síntoma de que un calentador de motor diésel no actúa correctamente
El síntoma más claro de que fallan uno o varios calentadores ocurre cuando accionas la llave de arranque y se oye un claqueteo contundente. Aquí no estás escuchando el motor de arranque, como ocurre cuando la batería no tiene el voltaje adecuado, sino que se oyen los pistones moverse sin que se llegue a prender el combustible.
Lo más común es que, por ejemplo, si un coche tiene cuatro pistones, uno de ellos no comprima el combustible lo suficiente y el motor esté funcionando sólo con tres cilindros. El cuarto se mueve por inercia al estar unido al cigüeñal, pero no está actuando como debería.
Esto sobre todo se va a notar por las mañanas, cuando hace más frío, y en los coches diésel más antiguos (antes del año 2000). Además, si un calentador falla se encenderá un testigo de gases de escape en el panel de instrumentos. Esto quiere decir que está contaminando en el momento del arranque, aunque luego es probable que se quite durante la marcha. Es una alerta que puede dar la pista de que algún calentador en mal estado.
Puede ocurrir que te cueste arrancar tu coche diésel antiguo. Si consigue encenderse pero sale un humo blanco azulado por el tubo de escape, significa que ha salido el gasóleo sin quemar del cilindro que no está funcionando, lo que es una clara señal de que el calentador no está realizando bien su función.
Por norma general, un calentador no hay que cambiarlo, aunque va perdiendo su eficacia con el tiempo. Si falla, hay que sustituirlo por uno nuevo. Dependiendo del modelo de coche y de su antigüedad, el precio de un calentador nuevo puede oscilar entre 25 y 45 euros aproximadamente. A esto hay que sumar una o dos horas de mano de obra, que va a variar según el taller. Si necesitas uno de confianza puedes llevarlo a alguno de los de la red Eurekar con la garantía del RACE.
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