El alternador del coche es una pieza que, por medio del giro rotativo de un motor, produce electricidad. Tal como explica Juan Manuel Llorente, formador técnico del RACE, esa electricidad generada es alterna y se convierte, a través de la placa de diodos, en electricidad continua de 12 voltios para que la batería del coche luego la pueda acumular.
La electricidad que genera un alternador no es constante. Por eso tiene un regulador que mantiene el voltaje alrededor de entre 13,5 V y 14,5 V (en coches más potentes y lujosos puede variar algo más). Un alternador en buen estado debe rondar ese voltaje. Si no lo hace (para comprobarlo debemos utilizar un voltímetro), significará que el alternador no está funcionando correctamente y que presenta algún fallo.
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El alternador en coches nuevos y antiguos
En los coches antiguos, el alternador era una pieza en solitario que giraba, producía electricidad y se conectaba a una batería que acumulaba dicha electricidad. En los coches actuales, esta pieza ha evolucionado con el gestor de carga, una unidad de control que se encarga de dirigir las funciones del alternador dependiendo de cómo está la batería, de cómo aceleramos o del consumo del coche, entre otros factores. En resumidas cuentas, carga o deja de cargar cuando lo indica la unidad de control.
Todo esto es necesario en la actualidad para que, al aprovechar las desaceleraciones para acumular la mayor energía posible, los vehículos más modernos contaminen y gasten menos. El inconveniente está en que la desaceleración se da en un momento puntual, así que se necesita un alternador que en un instante concreto sea capaz de generar mucha electricidad.
Al mismo tiempo, también se necesita una batería que en unos pocos segundos pueda acumular mucha energía. De ahí que, por ejemplo, los coches que utilizan start/stop lleven unas baterías de gel (conocidas como AGM), en lugar de las baterías de calcio, plomo y litio.
Los alternadores más modernos con gestión de carga del mercado pueden llegar a cargar hasta 17 voltios de pico. Estos conviven en la calle con los alternadores de los coches más antiguos. Con el paso del tiempo, los alternadores también han evolucionado y la tendencia ahora es sustituir la función que tenían los motores de arranque en los coches con más años a sus espaldas. Ahora es la correa de servicio la que puede llegar a arrancar el motor gracias al alternador, por lo que el motor de arranque va desapareciendo paulatinamente.
Los fallos en un alternador más comunes
El problema del alternador es el mismo del motor de arranque, con la peculiaridad de que el primero, que recordamos que es un generador de electricidad, deja de producir energía suficiente, de forma que las piezas que necesitan ser alimentadas cada vez reciben menos voltaje y amperaje. A medida que el alternador va generando menos electricidad, llega un momento en que no alcanza el mínimo requerido, que son esos 13,5 V de los que hablábamos antes. Cuando el coche detecta que no se genera la suficiente intensidad eléctrica es cuando se enciende en el cuadro de instrumentos un símbolo de batería de color rojo. Los usuarios suelen creer que este fallo es de la batería, pero en realidad es del alternador, que no está suministrando energía suficiente al vehículo y, por tanto, la batería no puede acumularla.
En los alternadores de los coches más antiguos, había errores que producían picos de tensión que podían fundir hasta las bombillas. Actualmente, no es común que un alternador no dé más electricidad de la que debe. Si hay un exceso de voltaje, podría dañar los componentes eléctricos del motor. Lo común es que el alternador pierda eficacia, que dé menos voltaje, y que alguna pieza interna, como la placa de diodos, el regulador o alguna soldadura, se estropeen. Es entonces cuando el alternador deja de generar electricidad.
Si el coche se queda sin electricidad, el motor se parará y no podremos seguir circulando. No habrá una avería mecánica, pero el vehículo se detendrá por seguridad y no podrá volver a encenderse hasta que el alternador vuelva a generar electricidad y la batería acumule suficiente energía. Si alguna vez te ocurre esto en medio de la carretera, al ser socio del RACE, podrás recurrir a la asistencia en carretera en cualquier parte del mundo, pudiendo solucionar el fallo del alternador en cualquiera de los talleres del servicio Eurekar.
Lo primero que notamos cuando nos quedamos sin electricidad es que los sistemas de ayuda a la conducción como el ABS, el control de estabilidad, el control de tracción o la dirección asistida, dejan de funcionar. Lo mismo ocurrirá con las luces, los elevalunas eléctricos o los limpiaparabrisas: cada vez les llegará menos electricidad y comenzarán a moverse más lentamente o emitirán menos luz.
El precio de un alternador de coche ronda entre 400-600 euros, a lo que hay que sumarle a mano de obra y lo accesible que esté su instalación. También existen los alternadores reciclados o remanufacturados, que pueden rondar entre 300 y 400 euros. Este último tipo de alternadores a los que se les cambian los ejes, el bobinado, los apoyos o las escobillas tienen una garantía de un año una vez que están reparados.
Esperamos que nuestra información sobre el alternador del coche, sus errores y precio te hayan sido de gran ayuda.
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