La contaminación del aire es un problema serio que preocupa en todo el mundo, y concretamente en España, por sus efectos nocivos sobre la salud de las personas y el medio ambiente. Desde el Ministerio de Medio Ambiente alertan sobre las conclusiones de diversos estudios, que evidencian lo dañino de los efectos sobre el sistema respiratorio y el cardiovascular en la población expuesta a la contaminación atmosférica.
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Para hacer frente a la emisión de gases de efecto invernadero, muchas ciudades españolas han puesto en marcha medidas anticontaminación a través de planes de movilidad sostenible. Los niveles de óxido de nitrógeno (NOx –óxido nítrico más dióxido de nitrógeno) son los más perjudiciales para la salud, y el problema se agrava cuando se acumulan en el aire porque no llueve o no sopla el viento.
Desde la Unión Europea se limitan las emisiones del óxido de nitrógeno (NOx) a través de la norma Euro 6, que entró en vigor en septiembre de 2015. Desde esa fecha los automóviles que salen de fábrica se han visto obligados a reducir sus emisiones de NOx de los 180 mg/km a los actuales 80 mg/km en el caso de los coches propulsados con motores diésel –los que más emiten-. En el caso de los coches de gasolina, la norma mantiene los 60 mg/km de la Euro 5. A pesar de la puesta en marcha de esta normativa, uno de los principales problemas es que por las carreteras españolas circulan coches muy antiguos y más contaminantes (recordamos que el parque automovilístico tiene una antigüedad media superior a los 13 años).
Así actúan algunas ciudades españolas contra la contaminación
- Madrid. En diciembre de 2021 llegó la nueva ordenanza de movilidad en la que Madrid Central pasó a llamarse Distrito Centro. Además, se añadió una nueva Zona de Bajas Emisiones de Especial Protección en Plaza Elíptica. El Ayuntamiento de Madrid fue de los primeros en activar un protocolo de contaminación en España. Esta ordenanza incluyó diferentes medidas en función de los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno en el aire: la reducción de la velocidad en algunas carreteras, la prohibición de estacionar vehículos en plazas del aparcamiento regulado o las restricciones de la circulación.
- Barcelona. La Ciudad Condal activó a finales de 2016 su protocolo de contaminación reduciendo el límite de velocidad en las vías rápidas de algunas comarcas. De forma paralela los barrios de Gracia, Santa María del Mar y El Born tienen restringida la circulación de vehículos para favorecer los desplazamientos peatonales. Al igual que Madrid, también tiene una Zona de Bajas Emisiones con el fin de evitar que los coches más contaminantes (los que no tienen la etiqueta medioambiental) accedan al centro de la ciudad.
- Valencia. En junio de 2017, Valencia aprobó el protocolo de medidas a adoptar por contaminación atmosférica producida por el dióxido de nitrógeno o por las partículas en suspensión. No obstante, hasta ahora no se ha tenido que aplicar por el tráfico, sino por episodios de alta concentración de polvo sahariano. Desde 2022, en Valencia se está desarrollando también una Zona de Bajas Emisiones como las que ya tienen en Madrid y Barcelona. La idea es que se restrinja la circulación de los vehículos más contaminantes en cinco grandes áreas con 274 cámaras y 93 puntos de control. Valencia, al igual que otras ciudades, tiene cierta urgencia en desarrollar la ZBE ya que la ley estatal de transición ecológica obliga a que todos los municipios de más de 50.000 habitantes tengan una ZBE antes de que llegue 2024.
- Sevilla. Con ella se completa el número de ciudades en España que tiene una ZBE. En este caso, se activa sólo en episodios de alta contaminación. Entre las medidas que se aplican están las restricciones de acceso a la ciudad o las de velocidad. Al igual que Madrid o Barcelona, los coches sin etiqueta no pueden acceder a esta zona.
- También en ciudades como Palma de Mallorca o Vitoria han puesto en marcha zonas céntricas en las que no pueden acceder los vehículos a motor.
Las ciudades extranjeras también tienen sus propias acciones medioambiental
España no es una excepción en este tipo de políticas, si bien en otras ciudades europeas se han tomado medidas que posibilitan alternativas a aquellas personas afectadas por las restricciones. Algunas de las más destacadas son las siguientes:
- Londres. La capital del Reino Unido establece un impuesto de más de 800 euros en la compra de todos los nuevos coches diésel que se compren. Por otro lado, se incentiva con descuentos la compra de coches con cero emisiones. Además, el tráfico en el centro de la ciudad está restringido y existen peajes desde 2004 para todos aquellos vehículos que deseen acceder a la ciudad. Tienen un coste superior a los 8 euros.
- Atenas. Posee circulación alterna (por matrículas pares e impares) desde el año 1982. Se suspende entre julio y septiembre, cuando gran parte de sus ciudadanos se van de vacaciones.
- París. Prohíben circular a los coches más antiguos en los protocolos de contaminación, además de tener una circulación alterna según la matrícula. La capital francesa combina las prohibiciones a los coches con medidas para fomentar el transporte público, que es gratuito en las situaciones excepcionales.
- Bruselas. Es la capital europea con más peatonalización, además de tener prohibida la circulación a todos los vehículos que contaminen por encima de 200 microgramos.
- Berlín. Posee una zona ecológica en la que sólo pueden circular aquellos coches que menos contaminan y que poseen una determinada pegatina identificativa.
Además, hay otras ciudades con planes mucho más elaborados e inclusivos, y que no se conforman con limitar la presencia de coches en los casos excepcionales, sino que complementan su estrategia con planes a largo plazo. Destacan las siguientes:
- Copenhague. La capital danesa, al igual que todo el país, aspira a convertirse en una ciudad libre de combustibles fósiles en 2050. Actualmente es líder en la limpieza de residuos, el empleo de energías alternativas para generar electricidad (eólica especialmente) y un sistema de calefacción eficiente y por distritos. Respecto a la movilidad, se ha integrado el ciclismo en el planeamiento urbano y se ha invertido en el transporte público eficiente.
- Ámsterdam. También pone el foco en los sistemas de calefacción, y pretende prescindir del gas natural en 2050. Desde 2017 todas las viviendas públicas de nueva construcción van acompañadas de sistemas de calor con instalación central y reparto por tuberías. La capital de Holanda es un gran emblema de las bicicletas: algunos carriles bici tienen paneles solares que generan energía fotovoltaica.
- Tallín. La capital de Estonia tiene transporte público gratuito, algo que ha aumentado su uso en varios puntos porcentuales.
- Oslo. Ha reducido a la mitad sus emisiones de gases de efecto invernadero en apenas cuatro años gracias, entre otros motivos, a que a partir de 2019 impidió el acceso de vehículos privados al centro de la ciudad.
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