Uno de los mayores placeres que existen es conducir: salir a la carretera con el depósito hasta arriba y disfrutar de las curvas, del paisaje, de la compañía… Sin embargo, a veces se producen situaciones de emergencia y la conducción se vuelve complicada. Es ahí cuando el coche te echa una mano con las diferentes ayudas electrónicas a la conducción.
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Entre esos asistentes electrónicos está uno fundamental: el control de estabilidad, también conocido como ESP. Juan Manuel Llorente, formador técnico del RACE, explica que la función del control de estabilidad o ESP es ayudar para intentar evitar que te salgas de una curva cuando vas demasiado rápido o cuando tienes que realizar una maniobra de emergencia.
El control de estabilidad es obligatorio desde hace años
El origen de las siglas ESP (Electronic Stability Programme) viene de mediados de los años 90, cuando la compañía alemana Bosch fabricó este sistema de seguridad, que se integró por primera vez en el Mercedes-Benz A 140.
Tras comprobar su buen funcionamiento a lo largo de los años, la Unión Europea decidió incluirlo de forma obligatoria en todos los vehículos nuevos comercializados a partir del 1 de noviembre de 2014. Desde entonces, todos los fabricantes incluyen su control de estabilidad, aunque cada uno lo llama de forma diferente (ESP, ESC, ASR, DSC, VSA, VDC…)
Cómo funciona el ESP de un coche
Ya has visto que la función del control de estabilidad es ayudar a evitar que el conductor pierda el control del vehículo. Para ello, cuando llegas más rápido de lo que debes a una curva, el ESP controla varios parámetros electrónicos a través de sensores con los que se reciben diferentes tipos de información:
- Sensor del potenciómetro: registran la información de cuánto tienes pisado el acelerador.
- Sensor de fuerzas g: indica la aceleración lateral del coche o, dicho de otro modo, la inercia que lleva el coche.
- Sensor de velocidad: el coche sabe a cuántos km/h estamos circulando en cada momento.
- Sensor de la velocidad de giro de cada rueda (el mismo que utiliza el ABS): según el tipo de curva, las ruedas del interior no giran a la misma velocidad que las que están en el exterior y esto es fundamental para que el coche negocie bien la curva.
- Sensor del ángulo de giro del volante: a la hora de tomar una curva es muy importante que el coche conozca cuánto lo estás girando.
Llorente explica que los sensores sólo recogen la información. Quien la procesa es la centralita del coche. A partir de aquí es clave la programación que se le haya dado al vehículo y que los cálculos matemáticos sean precisos.
El programador configura unos parámetros de giro del volante, velocidad, fuerza lateral y potencia del motor de forma que, en cada situación, el coche sabe hasta qué punto se va a mantener estable. Si conduces fuera de esos parámetros es cuando el control de estabilidad va a actuar, ya que está entendiendo que hay riesgo de subviraje o sobreviraje.
El ESP es capaz de controlar de forma electrónica todos los componentes del coche (salvo el ángulo de giro del volante) que permiten que vuelva a una situación de control: si vas demasiado rápido, el propio coche dejará de acelerar el motor (aunque tengas pisado el acelerador) y frenará la rueda que crea conveniente para que no pierda la adherencia en curva en función del ángulo de giro del volante.
Eso sí, el ESP tampoco hace milagros. Puede controlar el coche hasta cierto punto. Si, por ejemplo, vas demasiado rápido en una curva, la centralita controlará la velocidad de giro de cada rueda, pero si éstas no tienen agarre por ese exceso de velocidad, el coche no se controlará y es cuando tendrás un problema. Si acabas con el coche averiado, por ser socio del RACE te daremos la asistencia en carretera las 24 horas del día y durante todo el año.
Cuándo hay que desconectar el ESP
El control de estabilidad se puede desconectar en muchos vehículos.
Debido a que controla la velocidad de giro de las ruedas, no es aconsejable tenerlo conectado cuando estás rodando sobre mucho barro o sobre nieve.
Las ruedas derraparían y el ESP les daría la orden de frenarse, por lo que no podrías salir del obstáculo.
Para desconectarlo, normalmente tendrás que mantener pulsado el botón del control de estabilidad durante varios segundos. Acto seguido aparecerá en el panel de control una luz amarilla con esta señal. No te olvides volver a conectarlo una vez que vuelves a una carretera con agarre.
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