Hace ya muchos años que aparcar en el centro de las ciudades es una labor complicada y, en muchos casos, onerosa. Para aliviar este problema, se crearon las zonas de estacionamiento regulado (SER), siendo la azul la más común en todas ellas. Sin embargo, no es la única: también las hay verdes, naranjas e incluso rojas, pero no todas son igualmente frecuentes ni están presentes en todas las ciudades.
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Si las dos primeras son ya muy habituales en los centros urbanos, no ocurre así con las demás, que pueden o no estar presentes en cada ciudad y que, además, se regulan de forma local, por lo que la normativa cambia de un lugar a otro (por muy próximos que estén). La zona naranja es, precisamente, una de las que más dudas genera: por eso, y para evitar cualquier tipo de sanción, es importante saber dónde, cuándo y cómo puedes aparcar en las zonas delimitadas por una raya naranja discontinua.
¿Cómo funciona una zona naranja?
Lo primero que necesitas saber sobre estas zonas de estacionamiento regulado es que, por norma general, dan preferencia al estacionamiento de residentes, y suelen corresponderse con lugares donde estacionar es particularmente complicado o en que tienen un interés turístico especial. En muchos casos, los visitantes también pueden estacionar, aunque siempre dentro del horario y/o los días especificados en cada caso: no es lo mismo, por ejemplo, la zona naranja de Valencia (donde los no residentes pueden aparcar, previo pago, entre las 9 y las 19 horas de lunes a viernes, y los sábados de 9 a 15 horas) que la de Alicante (donde los visitantes solo pueden aparcar entre media y una hora como máximo, pagando la tasa correspondiente).
Por eso, la mejor manera de saber si puedes o no aparcar en una zona naranja concreta (y, en ese caso, cómo y cuándo) es averiguar cuál es la normativa local en la ciudad que vayas a visitar, antes de lanzarte a dejar el coche aparcado por las buenas. Una información que, por lo demás, está disponible no solo en internet, sino también en los parquímetros de cualquier zona de estacionamiento SER (incluida la naranja).
Los residentes debidamente registrados en las zonas de estacionamiento regulado naranja podrán aparcar en las condiciones especificadas por cada ayuntamiento (en Alicante, por ejemplo, durante un máximo de cinco días consecutivos). Estacionar en estas zonas sin estar debidamente autorizado te puede acarrear un disgusto: aunque las multas también varían de una ciudad a otra, suelen situarse entre los 30 y los 40 euros, además del enganche de la grúa.
¿Y qué pasa cuando hay más de un color?
Además de las zonas ya mencionadas, y aunque muchos menos comunes, existen también otra serie de zonas de estacionamiento regulado, cada una con sus condiciones particulares y que conviene no confundir con las zonas naranjas. Se reconocen por una combinación de colores:
En Madrid, por ejemplo, hay determinadas áreas del centro urbano señalizadas con rayas naranjas y azules, que delimitan zonas de estacionamiento de Ámbito Diferenciado Disuasorio (ADD) o de larga estancia. Se sitúan cerca de intercambiadores de transporte o estaciones de transporte público y, en ellas, se puede estacionar hasta por 12 horas.
La combinación de rojo y blanco, por su parte, delimita una zona de Ámbito Diferenciado Hospitalario (ADHOS). En Madrid, estas plazas están ubicadas en los alrededores del Hospital de La Paz. Se puede aparcar hasta cuatro horas consecutivas, pagando una tasa que fluctúa entre cinco céntimos por cinco minutos y los 2,75 € por las cuatro horas de tiempo máximo.
Por otro lado, el azul y blanco corresponde a plazas de alta rotación. En ellas pueden aparcar tanto residentes como visitantes, pagando la tasa correspondiente, durante un plazo máximo de 45 minutos. Una vez agotado ese tiempo, han de pasar al menos 30 minutos para poder volver a estacionar en esas mismas plazas.
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