Suspensión neumática

¿Qué tipo de suspensión tiene un coche?

Cuando hablamos de la suspensión de un coche, Juan Manuel Llorente, formador técnico del RACE, recuerda que son los elementos mecánicos que mantienen el vehículo a una distancia del suelo. También son los que se encargan de que las ruedas estén siempre en contacto directo con la carretera, así que es un punto clave en la seguridad del coche y en la comodidad de los ocupantes. Si no existiese la suspensión, los acompañantes sentirían cada irregularidad del suelo, con la consecuente incomodidad, y para el conductor sería muy difícil controlar el coche.

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Hay que dejar claro que la suspensión de un coche está formada por un elemento flexible que suele ser un muelle helicoidal, y por la amortiguación, que es la encargada de neutralizar y retener de la forma más controlada posible el movimiento de ese elemento flexible.

Dicho para que lo entendamos, los amortiguadores sirven para evitar que el coche rebote sin control y de forma repetida cuando pasa un bache. La función de estas piezas es retener el movimiento del muelle helicoidal. De hecho, cuando los amortiguadores están en mal estado se puede dar este problema. Si ves que un coche bota exageradamente por la carretera o que la distancia de frenado es mayor de la que estás acostumbrado es que ya toca cambiar la amortiguación.

Los muelles helicoidales: la suspensión más utilizada por los coches de calle

Dejando de lado los amortiguadores, de los que hablamos unas líneas más abajo, debes saber que existen diferentes tipos de suspensiones formadas por esos elementos flexibles que te hemos mencionado anteriormente:

  1. Suspensión con muelles helicoidales: es la más común que se utiliza actualmente en los coches. Varios muelles helicoidales repartidos en cada eje son los encargados de mantener el vehículo a una distancia del suelo. Su función es la de comprimirse y descomprimirse cuando hay alguna irregularidad en el firme o cuando se añade más o menos peso al coche.
  2. Suspensión neumática: es muy parecida a la que tienen los camiones, que en lugar de utilizar muelles helicoidales, recurren a unos balones que se inflan y desinflan a través de un compresor en función de cómo sea el terreno y cuánto peso lleve el vehículo. En este caso, al contrario que los muelles, sí son regulables. Hay coches de alta gama que llevan este sistema ya que se puede regular sobre la marcha en función de la velocidad. Si el coche va despacio, el recorrido de la suspensión será mayor para mejorar la comodidad de marcha y, si van más rápido, irán más bajos para que la estabilidad y el agarre sean los protagonistas.
  3. Suspensión de ballesta: Suelen utilizarla los camiones o vehículos todoterreno antiguos. En los coches más modernos es raro ver una ballesta. Hace la misma función que el muelle helicoidal o la suspensión neumática, aunque tiene menor recorrido y es muy resistente, de ahí que se instale en vehículos de alto tonelaje. Al igual que ocurre con los muelles, este tipo de suspensión tampoco es regulable.
  4. Suspensión hidráulica: Lo llevaba algún modelo antiguamente, pero ahora ya está en desuso debido a que era normal que hubiese fugas de aceite y no era una solución eficaz a largo plazo.

Además de clasificar las suspensiones en cuatro tipos, también hay que tener en cuenta cómo están montadas sus partes. En este sentido, las suspensiones pueden ser rígidas o independientes:

  • Suspensión rígida: se forma a partir de un eje que une dos ruedas, ya sean las delanteras o las traseras, junto a las que se coloca un muelle helicoidal en cada extremo. Las irregularidades influyen tanto en la carrocería como en las ruedas que están unidas por el mismo eje. En este caso, se pierde tracción y seguridad de manejo.
  • Suspensión independiente: cada rueda absorbe los baches de forma independiente. No van unidas entre ellas como en la suspensión rígida. Por norma general, los coches de lujo y todoterrenos más caros la llevan independiente. Este sistema es más estable que el primero aunque, al tener más piezas, es más caro, de ahí que lo lleven en ambos ejes los vehículos de alta gama. No obstante, como norma general, los coches más comunes suelen tener suspensión independiente delante y rígida detrás.

Averías que se pueden dar en la suspensión de un coche


Lo normal es que un coche lleve integrado el amortiguador dentro del muelle. Es el sistema más común y se denomina suspensión McPherson. Es precisamente la amortiguación lo que más falla dentro de la suspensión de un coche.
El amortiguador es un elemento que se deteriora progresivamente comprometiendo la seguridad del vehículo, especialmente cuando se realiza una conducción deportiva o en situaciones de riesgo. Lo recomendable es que los amortiguadores se revisen cada 20.000 km y se cambien cuando rondan los 80.000 kilómetros o en caso de observar:

  • Pérdida de aceite en los amortiguadores.
  • Que la suspensión del vehículo oscila lateralmente o si al coche le cuesta recuperar la estabilidad después de un bache.
  • En la frenada, el morro del vehículo se inclina excesivamente.
  • Al circular por una carretera, el vehículo absorbe con excesiva violencia las irregularidades de la vía o, si es de noche, los faros vibran excesivamente.
  • Al circular con el viento lateral, el vehículo sufre bandazos y no se estabiliza rápidamente.
  • Que los neumáticos se desgastan de forma irregular o se produce un desgaste muy rápido de los mismos.
  • Ruidos bruscos localizados en la parte trasera o delantera.

En los muelles helicoidales también pueden surgir las averías, aunque no es lo común


Los muelles helicoidales, otra de las partes fundamentales de una suspensión junto con el amortiguador, suelen aguantar la vida útil de un coche, así que es posible que hayas podido ver estas piezas recicladas, por ejemplo, en algún parque infantil. No obstante, aunque es muy poco probable, un muelle puede llegar a romperse, bien porque el coche sufre un golpe importante en caso de accidente o porque el metal se ha ido deteriorando con el salitre de la carretera. Esto último ocurre sobre todo en zonas de montaña donde se echa sal a las vías para que no se congelen. Esto hace que la capa protectora de los muelles helicoidales vaya desapareciendo y aparezca el óxido.
En los coches que circulan por la carretera lo normal es que no haya que cambiar nunca un muelle helicoidal, a no ser que haya tenido que soportar mucha carga o que haya tenido que tirar de un remolque muy pesado durante mucho tiempo. Los vehículos que transitan por el campo también es posible que tengan que cambiar dicho muelle, pero pasados 15 o 20 años ya que poco a poco van perdiendo su forma original y al final esta pieza no trabaja tan bien como al principio.

En caso de que te falle alguna pieza de la suspensión, puedes llevar tu coche a algún taller de la
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