El turbo es un elemento que sirve para aumentar el empuje y la aceleración del coche. Su origen está en la aviación, aunque años más tarde pasó a formar parte del mundo de la automoción. Es mucho más común que se utilice en los diésel, aunque los coches de gasolina cada vez lo utilizan más. Para que te hagas una idea de su importancia y practicidad, es raro ver un Fórmula 1 que no use turbocompresor.
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Los coches más antiguos tenían un motor atmosférico, sin turbo. Tenían el problema de que en ciertas condiciones se quedaban sin potencia, algo que el turbo solucionó. Gracias a él, vas a notar cómo tu coche empuja con contundencia en cuanto pisas el acelerador. Es una pieza que ya lleva muchos años montándose en los coches de gasóleo y gasolina, y está diseñado para que dure el mismo tiempo que la vida útil del coche. Sin embargo, puede haber ocasiones en las que surja una avería, sobre todo si no haces el cambio de aceite del motor cuando corresponde y es que el turbo utiliza este líquido para lubricarse y refrigerarse.
Los síntomas que te van a dar la pista de que el turbo tiene una avería
Juan Carlos Duque Portillo, asesor técnico del RACE, explica que cuando un turbo falla el síntoma principal que vas a notar es que hay una pérdida de potencia y esto puede deberse a varias razones:
- El carrete se ha estropeado. Es el conjunto de la turbina que está integrada dentro del turbo. Si esto ocurre, notarás que el coche no acelera como cuando lo compraste. Esto es porque el turbo no inyecta el aire a la suficiente presión dentro del motor y la mezcla con la gasolina no se realiza adecuadamente.
- Se escucha un silbido en la zona del motor. Ese silbido puede provenir del propio turbo o también puede deberse a un problema de un manguito que se ha soltado o rajado. Si esto ocurre, parte del aire se está escapando. Como consecuencia, el turbo no va a ejercer la presión de aire suficiente y el motor no empujará como debería hacerlo.
- Hay un problema en el turbo de geometría variable. Este tipo de turbos suelen llevar un eje que actúa sobre unos álabes que gradúan la cantidad de aire que va a entrar al motor. A veces, ese eje se queda agarrotado y no se desplaza. Si esto ocurre, el turbo siempre va a funcionar en la misma posición. Si esos álabes se quedan cerrados, no habrá presión de aire y notarás la falta de potencia del motor.
- Existe otro tipo de turbo que permite graduar la cantidad de presión de aire que se introduce al motor de forma electrónica con una electroválvula, que es controlada por una centralita. Esa electroválvula puede tener un fallo o incluso la propia centralita puede mandar una señal errónea a la electroválvula, otro motivo por el que notarás una falta de potencia a causa de una avería en el turbo.
Si un turbo se estropea, en realidad no pierdes potencia, sino la forma en la que el coche la entrega, es decir, el empuje. Sin turbo vas a perder la ‘patada’ que aparece cuando se activa el compresor y luego la turbina que forman parte del turbo. Cuando te quedas sin turbo, el coche funciona más o menos bien en llano, pero en una cuesta va a resultar muy perezoso y el vehículo se va a quedar muerto, ya que no tiene ningún tipo de reprís.
Es peligroso viajar sin turbo, así que deberías llevar el coche al taller cuanto antes. Arreglar un turbo puede rondar los 500 euros y cambiarlo por uno nuevo unos 1.500 euros.
Si sospechas que el turbo de tu coche está roto,
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