De entre todas las caras que tiene un coche, la delantera es, probablemente, la que más se reconoce a simple vista. El ‘morro’ hace que identifiques un vehículo rápidamente, no sólo porque aparece el logo incrustado junto al capó, sino porque se identifica rápidamente la calandra del coche, también conocida como la parrilla.
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con reparaciones en la que se incluyen muchas piezas del motor.
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Rafael Soriano, asesor técnico del RACE, explica que la calandra de los coches ha evolucionado mucho con el tiempo: antiguamente a las marcas les preocupaba, sobre todo, proteger el motor y el radiador de las inclemencias del tiempo y de los posibles golpes que sufriesen en la parte delantera. Ahora, también se le ha añadido un sentido estético.
La misión de la calandra: refrigerar el motor y el radiador
En los inicios de la automoción, la calandra tenía una función práctica y no se cuidaba tanto la estética. De hecho, las calandras de los abuelos de nuestros actuales coches eran grandes y alargadas, y acompañaban con su forma al diseño de los vehículos de hace cien años.
Su misión clave, además de proteger, era (y es) permitir el paso del aire para refrigerar el motor a través del radiador. La calandra redirige el aire hacia los condensadores y evaporadores de calor del vehículo generados por la combustión producida dentro del motor cuando se produce la explosión al mezclar el aire con el combustible.
La calandra de los coches a lo largo de los años no sólo ha evolucionado en la parte estética, sino que también se ha tenido que adaptar técnicamente. Sobre todo en zonas con climas gélidos, la calandra deja pasar demasiado aire frío y eso es un problema para los motores que necesitan generar cierto calor para trabajar en un rango óptimo de entre 90 ºC y 100 ºC.
Para conseguir que el motor siempre trabaje con una temperatura idónea, Soriano explica que la calandra de los coches, que normalmente están hechas de plástico, de metal o de una combinación de ambos, se ha desarrollado para que sea móvil, es decir, se han añadido unos pequeños motores para que abran o cierren las rejillas del aire en función de la temperatura de trabajo del motor que capta un sensor ubicado en el vano motor.
¿Qué es mejor: reparar o sustituir una calandra por otra nueva?
Ya que una de las funciones de la calandra es proteger el corazón del vehículo, es relativamente normal que sufra daños de piedras u otros objetos que saltan a la parte delantera del coche.
Soriano explica que si tu coche tiene una calandra pequeña y se rompe o se dobla, te puede compensar adquirir una nueva. Sin embargo, si ya tiene un tamaño considerable el coste de una nueva es mayor por lo que en estos casos se suele reparar, aunque todo depende del tipo de daño y lo que se tarde en arreglarla. Si tu calandra no está en las mejores condiciones y quieres cambiarla, puedes pedir presupuesto en cualquier taller de la red Eurekar, con la garantía del RACE.
La calandra como identidad visual de la marca
Aunque la función clave de una calandra sea proteger y permitir el paso de aire para refrigerar el motor, lo cierto es que las marcas se dieron cuenta de que podía tener un valor añadido como identidad visual.
Evolución de las calandras en BMW. Fuente: BMW Group.
El caso más identificativo es el de BMW: el fabricante alemán empezó fabricando ‘riñones’ (como se reconoce coloquialmente a sus parrillas) muy grandes y alargados hasta pasar a lo que tienen ahora: una calandra con rejillas muy grandes y anchas que permiten reconocer rápidamente de qué vehículo se trata. De hecho, su funcionalidad estética es tan importante que se siguen haciendo para los coches eléctricos, a pesar de que estos no necesitan refrigerar su motor eléctrico, como sí sucede con los motores térmicos de las marcas, de ahí que sus calandras estén cerradas.
Las diferentes calandras que se han desarrollado en los vehículos del fab. Fuente: BMW Group.
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