Peso motor coche

En un coche no sólo es importante la potencia que puede entregar su motor ya que, aunque tenga muchos caballos, si su carrocería tiene que soportar muchos kilos va a ser difícil de controlar por las inercias que tiene y, por tanto, tu seguridad se puede ver comprometida. Piensa en un autobús o un camión, y en lo complicado que es negociar una curva con ellos, sobre todo a una velocidad media o alta, o los metros que necesitan para frenar, a pesar de tener ABS y otro tipo de ayudas a la conducción.

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Desde que la automoción empezó a dar los primeros pasos hasta ahora, se han desarrollado materiales cada vez más resistentes y ligeros que se han utilizado para fabricar motores cada vez más livianos. A finales del siglo XIX, los primeros propulsores que se montaban en los coches pesaban cerca de 450 kg y entregaban poco más de 12 CV. Además, los mecanismos de transmisión eran muy rudimentarios y se perdía hasta un 20% de la potencia que llegaba finalmente a las ruedas.

Sin embargo, esto ha cambiado mucho. La pieza que más pesa en un coche de combustión es el motor y los fabricantes han puesto todo su empeño para reducir los kilogramos a lo largo de los años. Ahora bien, ¿cuánto pesa un motor de coche? Álvaro García, asesor técnico del RACE, lo explica.

¿Es verdad que un motor diésel pesa más que un gasolina?

Un motor de combustión, ya sea diésel o gasolina, va a suponer cerca del 10% del peso total de un coche. Que sea más o menos va a depender de su cilindrada, del material del que esté hecho y del tipo de motor que sea:

  • A mayor cilindrada, el motor pesa más: un cubicaje mayor significa que el motor va a tener más cilindros y, por tanto, más piezas (pistones, cilindros, bielas, etc.). Un motor de 4 cilindros, el que suele utilizar la mayoría de los coches, puede pesar entre 120 y 200 kg, mientras que un V6 o un V8 ya están más próximos a los 250 kg – 300 kg.
  • Materiales: aunque en un principio el motor de un coche estaba hecho de acero forjado, con el downsizing, una técnica que disminuye el tamaño, el peso y la cilindrada de los motores para reducir el consumo y las emisiones mientras se consigue la mayor potencia posible con la sobrealimentación y el turbo, los fabricantes optaron por empezar a construir motores de fundición de hierro, un material más ligero y resistente que disipa muy bien el calor y que se mezcla con otro tipo de metales, como el magnesio o el aluminio, que permiten resistir mejor la combustión generada dentro del cilindro.
  • Tipo de motor: en el caso de los motores diésel, como trabajan a mayor presión dentro de la cámara de combustión, tienen que estar hechos de un material más rígido que soporte más la fatiga. Por tanto, un motor diésel por su construcción puede pesar algo más que un motor de gasolina.

Dependiendo de estos tres factores que acabamos de mencionar, un bloque de motor con un rango de 1.000 cc a 2.000 cc puede pesar entre los 120 kg y los 200 kg. Estos pesos hay que considerarlos en seco, es decir, sin tener en cuenta los líquidos que se necesitan para que el motor funcione: refrigerante, aceite, gasolina…

Si bien es cierto que los motores son más ligeros que hace unas décadas, por la normativa anticontaminación (Euro 4, Euro 5, Euro 6…) cada vez más exigente se está añadiendo más peso en los sistemas de escape como los catalizadores o los filtros antipartículas ya que tienen que incluir más tecnología que impida generar, en la medida de lo posible, sustancias contaminantes que vayan a parar a la atmósfera.

En los coches eléctricos el motor no es el componente que más pesa

Un motor que lleva un coche eléctrico es mucho más sencillo y, por tanto, su peso va a ser mucho menor que en un motor de combustión: en torno a los 50 o 60 kg. Sin embargo, algunos coches eléctricos no sólo tienen un motor eléctrico instalado, sino dos, que están ubicados en el eje delantero. Incluso los hay que llevan hasta cuatro (un motor eléctrico montado en cada rueda).

En el caso de los vehículos eléctricos, el motor no es la pieza que más pesa del conjunto, sino su batería, que suele ir colocada en los bajos del vehículo y separada del motor eléctrico, y dependiendo de su capacidad de almacenamiento, puede llegar a pesar hasta 600 kg.

En un coche híbrido, su batería no pesa tanto ya que su motor eléctrico requiere de menos energía (en el mejor de los casos, no van a alcanzar una autonomía mayor de 100 km). No obstante, el conjunto puede pesar más que un coche de combustión ya que además del propulsor eléctrico también utiliza otro motor de gasolina.

La normativa anticontaminación está haciendo que el futuro de la automoción sean los coches eléctricos, además de otras fuentes alternativas, así que los fabricantes tienen que cambiar su objetivo y en lugar de seguir reduciendo el peso de los motores, ahora tendrán que enfocarse más en crear baterías más ligeras. Las baterías de estado sólido o la aplicación del grafeno en estos acumuladores de energía son dos claros ejemplos del tipo de investigación que se está haciendo para reducir su peso.

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